Cubanos reaccionan a la cancelación de sus permisos de viajes tras suspensión del parole: “Muchos hemos vendido nuestras casas con todo y solo esperábamos la fecha para irnos”

Redacción

La administración del presidente Joe Biden ha tomado la decisión de suspender temporalmente el programa de parole humanitario, que permitía otorgar hasta 30,000 visas mensuales a migrantes provenientes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela. Esta medida drástica se ha implementado en respuesta a la identificación de fraudes en el proceso de solicitud, tal como se detalla en un informe interno del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).

El DHS ha dejado claro que esta pausa se establece como una medida de precaución, destinada a revisar y prevenir posibles fraudes, en especial aquellos que involucran a los patrocinadores del programa. Por ejemplo, se han descubierto irregularidades en el llenado del formulario I-134A, que incluyen una cantidad limitada de patrocinadores que, a su vez, tienen miles de beneficiarios, el uso de números de seguro social que no existen y la inclusión de direcciones múltiples.

La comunidad cubana, que se ha beneficiado en gran medida de este programa, con más de 105,000 personas que ya han viajado a Estados Unidos, ha reaccionado con conmoción e incertidumbre ante esta inesperada suspensión. Esta decisión pone fin a una de las vías más rápidas y seguras para migrar legalmente a los Estados Unidos, lo que ha generado preocupaciones sobre el futuro de quienes esperaban aprovechar esta oportunidad.

En las redes sociales, las reacciones no se han hecho esperar. Ari Márquez, un usuario, señala que el fraude ha existido desde hace tiempo, indicando que la situación no es nueva. Por su parte, Osirys Pérez está de acuerdo y añade que “el fraude está desde el día cero”, haciendo hincapié en que el problema es sistemático y no reciente. Álvaro Fanjul Iturralde ha expresado su descontento, argumentando que “los que esperamos legalmente no tenemos por qué pagar por el fraude de otros”, una clara manifestación del descontento de aquellos que han seguido los procedimientos establecidos.

Gema Ibett ha compartido su opinión, sugiriendo que las autoridades deberían centrar sus esfuerzos en procesar a los responsables del fraude en lugar de afectar a quienes se encuentran legalmente en espera. La falta de equidad en la aplicación de las medidas se ha convertido en un tema de discusión en la comunidad cubana, que siente que los errores de unos pocos están impactando negativamente en la vida de muchos.

Iris Gómez se ha manifestado sobre el asunto, calificando la noticia como “triste para todos esos cubanos que están en la espera”, lo que refleja la angustia colectiva de una comunidad que ha estado lidiando con la incertidumbre. Además, Alonso Ar ha mencionado que él y otros que fueron patrocinados desde enero de 2023 están siendo afectados injustamente, subrayando la frustración de aquellos que han seguido los protocolos adecuados y se ven perjudicados por las irregularidades de otros.

Ulises Molina ha expresado su incomprensión sobre por qué se está deteniendo todo el proceso. “¿Por qué no se enfocan en los sospechosos en lugar de paralizar a quienes han seguido las normas?”, cuestiona, evidenciando el deseo de justicia y equidad en la aplicación de las nuevas políticas. En medio de esta situación, Nayibe López ha visto la suspensión como una oportunidad para revisar el sistema y ser justos en su implementación, lo que demuestra que, a pesar de la frustración, hay quienes esperan que esta pausa conduzca a mejoras.

Luis Ramírez, por su parte, se siente frustrado por las repercusiones que el fraude ha tenido en su vida y en la de otros. María González ha lamentado la situación de su hermana, quien ha estado en espera desde febrero, ahora perjudicada por las acciones de estafadores que han malinterpretado el programa. Juan Carlos Pérez destaca que esta decisión pone en peligro los sueños de muchas familias, insinuando que hay un costo emocional significativo en esta suspensión.

Ana Martínez ha abordado el tema de la justicia, considerando injusto que quienes cumplen con los requisitos tengan que pagar por los errores de otros. “Es un castigo colectivo por el comportamiento de algunos”, afirma. Roberto Fernández ha reconocido la necesidad de detener el fraude, pero también ha señalado que la suspensión total del programa afecta a miles de personas que han estado esperando de manera legítima.

Finalmente, Elena Rodríguez ha expresado que cada día sin una resolución es un día más de angustia para quienes están en espera. “La incertidumbre es abrumadora”, ha dicho, y refleja el sentimiento generalizado de ansiedad en una comunidad que se siente atrapada entre la esperanza y el desánimo.

Con respecto a la duración de la suspensión temporal del parole humanitario, el DHS ha indicado que esta medida permanecerá vigente hasta que se complete la revisión de las solicitudes y se implementen las salvaguardas necesarias. No hay una fecha concreta establecida para el reinicio del programa, lo que alimenta aún más la incertidumbre entre quienes esperaban ser beneficiados.

Es importante señalar que esta suspensión se produce en un contexto electoral en Estados Unidos, donde la migración se ha convertido en un tema central en el debate político. Los republicanos han criticado las políticas del partido demócrata, acusándolas de facilitar lo que consideran una migración excesiva y descontrolada. En este clima de tensión, analistas han sugerido que la pausa podría extenderse hasta las elecciones programadas para el 5 de noviembre de 2024, momento en el que los demócratas buscarán retener la Casa Blanca y el expresidente Donald Trump intentará regresar al poder con propuestas de deportación masiva.

Este panorama ha generado preocupación no solo en la comunidad cubana, sino también entre los migrantes de otros países que se benefician del programa. La sensación de inestabilidad y el temor a que se tomen decisiones que perjudiquen sus oportunidades de migración se han apoderado de muchos. En resumen, la suspensión del programa de parole humanitario ha desencadenado una serie de reacciones que reflejan la ansiedad, la frustración y el deseo de justicia de una comunidad que ha estado en espera de una oportunidad para comenzar una nueva vida. La incertidumbre se mantiene, y muchos esperan que las autoridades actúen con celeridad para resolver esta situación que afecta a miles de personas.