El régimen de Nicolás Maduro ha sido acusado de manipular las elecciones en Venezuela, en un proceso que ha suscitado un intenso debate y rechazo tanto a nivel nacional como internacional. Después de un prolongado retraso en la entrega de resultados, Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), anunció que el mandatario venezolano había sido reelegido para un tercer periodo en el cargo. Según Amoroso, la elección se realizó en medio de serias irregularidades, que han puesto en tela de juicio la legitimidad de los resultados.
Amoroso argumentó que, “una vez superada una agresión al sistema de transmisión de datos que había demorado la divulgación de los resultados, hemos llegado al 80% de los votos procesados, lo que marca una tendencia clara e irreversible”. Según los datos proporcionados, Nicolás Maduro obtuvo 5.150.092 votos, lo que representa un 51,20% del total, mientras que su oponente, Edmundo González, recibió 4.445.978 votos, equivalentes al 44,2%. Estas cifras han sido recibidas con escepticismo por parte de la oposición y muchos analistas internacionales.
La reacción a este anuncio no se hizo esperar. El expresidente colombiano Iván Duque fue uno de los primeros en manifestar su rechazo a lo ocurrido en Venezuela. Duque declaró: “El robo se ha consumado. Nicolás Maduro, en su papel de tirano, ha perpetrado un fraude electoral para mantenerse en el poder, desoyendo el amplio apoyo que el pueblo venezolano brinda a la heroica resistencia democrática encarnada por María Corina Machado y Edmundo González”. Las palabras del exmandatario colombiano resonaron en un contexto en el que la comunidad internacional observa con preocupación la situación política en el país vecino.
Duque también hizo un llamado urgente a la comunidad internacional: “Insto a que se actúe en defensa de la democracia, que no se reconozca al tirano y que se ejerza la máxima presión para evitar la consolidación de esta usurpación del poder”. La postura del exjefe de Estado refleja una creciente alarma entre los líderes latinoamericanos y otros actores internacionales sobre el futuro de la democracia en Venezuela, un país que ha atravesado una crisis política y económica sin precedentes.
Desde Abu Dabi, el presidente de Chile, Gabriel Boric, también se pronunció sobre la credibilidad de los resultados de las elecciones. En un mensaje a través de su cuenta de X, Boric expresó: “El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer. La comunidad internacional, y en especial el pueblo venezolano, incluidos los millones que se encuentran en el exilio, exige total transparencia en las actas y el proceso”. Su mensaje resaltó la necesidad de que veedores internacionales, que no estén comprometidos con el gobierno, evalúen la veracidad de los resultados. “Desde Chile, no reconoceremos ningún resultado que no sea verificable”, añadió Boric, dejando claro su posición frente a la situación en Venezuela.
La respuesta de Estados Unidos también fue contundente. El secretario de Estado, Antony Blinken, instó a las autoridades electorales de Venezuela a que hicieran pública la tabulación detallada de los votos emitidos en la jornada electoral. “Estados Unidos aplaude la participación del pueblo venezolano en las elecciones presidenciales del 28 de julio, a pesar de los significativos desafíos y las preocupaciones profundas que rodearon el proceso”, comentó Blinken en un comunicado. “Es crucial que, ahora que la votación ha concluido, cada voto sea contado de manera justa y transparente”, agregó, enfatizando la importancia de un proceso electoral limpio y legítimo.