Ernesto Figueredo Alarcón, un joven cubano de 23 años, ha fallecido tras un trágico incidente en el que fue herido de bala por un amigo y vecino policía, desencadenando una ola de dolor y conmoción entre sus allegados en redes sociales.
La noticia del fallecimiento de Ernesto ha sido recibida con profunda tristeza por quienes lo conocieron. Delia Ramírez expresó en redes sociales un dolor inmenso e incredulidad ante la forma injusta en que Ernesto perdió la vida. «¡De qué forma tan injusta te nos fuiste! Tú no merecías esto, mijo. ¿Por qué, mi niño, con toda una vida por delante y te la arrebataron así? Dios mío, nada, nada, va a reparar tu pérdida, el dolor tan grande que sentimos todos los que te conocimos y que ya no podremos verte más», escribió Delia.
Josh González, otro allegado, compartió su pesar en un mensaje desgarrador. «Mi hermano coj…, descansa. Luchaste hasta el último minuto. Yo lo sé. Todavía no me lo creo mira que teníamos planes coj… No es justo, justicia para ti, mi hermanito. Te quiero un mundo. Fuiste el hermano que nunca tuve», expresó Josh, reflejando la profunda conexión que tenía con Ernesto.
El incidente ocurrió el 19 de julio en la casa de Ernesto, ubicada en el reparto Rosa La Bayamesa. Según relatos de la familia a medios independientes como CubaNet, Ernesto y su amigo, quien trabaja como policía y vive en el piso superior de su casa, estaban solos en una habitación charlando. No había problemas aparentes ni discusiones cuando se escuchó el disparo que cambió todo.
Tras el disparo fatal, el amigo de Ernesto, conocido como «Chucho», fue detenido. Sin embargo, según reportes, las autoridades no habían informado a la familia de Ernesto sobre la declaración del arrestado acerca de lo sucedido.
Ernesto fue llevado de urgencia al Hospital General Provincial Carlos Manuel de Céspedes, donde fue ingresado en terapia intensiva con diagnóstico de muerte encefálica debido a una bala alojada en su cerebro.
Delia Ramírez también desmintió informaciones incorrectas que circularon sobre el incidente, como la supuesta posición de liderazgo de «Chucho» en el sector, aunque sí cuestionó el hecho de que una persona con problemas mentales tuviera acceso a un arma de fuego. «Antes era trabajador de la campaña antivectorial y luego pasó un curso, se hizo policía y le dieron un arma, a una persona que no está en los cinco sentidos», lamentó Delia.
El testimonio más desgarrador proviene del sobrino de Ernesto, un niño de seis años que presenció el trágico evento. «Cómo sucedió y por qué, eso solo lo saben ellos. Ernesto no tiene cómo contarlo, Chucho no ha querido hablar y el niño solo tiene seis años y está demasiado traumatizado por lo que presenció», destacó Delia, subrayando el impacto emocional profundo que ha dejado en la familia y la comunidad este incidente devastador.
Hasta el momento de la redacción de esta nota, los medios oficiales no han emitido declaraciones sobre el trágico suceso, dejando preguntas y sentimientos de injusticia en la comunidad. La historia de Ernesto Figueredo Alarcón resalta no solo la tragedia personal de un joven con un futuro prometedor truncado, sino también cuestionamientos sobre la seguridad y las políticas en torno al acceso y manejo de armas en situaciones sensibles como esta.