Más de un centenar de masones se reunieron este martes 23 de julio frente a la Gran Logia de Cuba, en La Habana, para manifestarse en contra del dirigente Mario Urquía Carreño, respaldado por la seguridad del Estado. Esta protesta es una clara expresión del descontento de los masones cubanos ante la intromisión del régimen castrista en los asuntos internos de su organización.
El enojo de los masones cubanos por la intromisión del régimen castrista en los asuntos internos de la organización y la permanencia del dirigente Mario Urquía Carreño, a quien acusan de ladrón y usurpador, tuvo su máxima expresión el martes 23 de julio. Más de un centenar de masones protestaron frente a la Gran Logia de Cuba, en La Habana, demandando la salida inmediata de Urquía Carreño del cargo que consideran ilegítimo.
Los manifestantes comenzaron a llegar a la Avenida Salvador Allende Nº 258 en Centro Habana, y luego se trasladaron al onceno piso del edificio para que Urquía Carreño los atendiera. El dirigente se ha negado a dialogar en toda la etapa del conflicto, lo que ha intensificado el descontento de los masones. La negativa de Urquía Carreño a dialogar ha sido un factor clave en el aumento de las tensiones dentro de la comunidad masónica.
Iriel Hernández Cobreiro, uno de los líderes de la protesta, declaró al portal independiente Cubanet que “necesitamos restaurar la moral y el orden de la Gran Logia de Cuba”. Propuso a Rubén, otro miembro de la logia, como portavoz en el diálogo con el régimen y Mario Urquía Carreño. Los masones consideran que la presencia de Urquía Carreño en el cargo es ilegítima y han manifestado pacíficamente su rechazo a reconocerlo como Gran Maestro. La propuesta de Hernández Cobreiro destaca la necesidad urgente de un liderazgo legítimo y respetado dentro de la organización.
Evelio Núñez, de la logia Eureka, comentó que “la masonería cubana está haciendo un justo reclamo. Urquía Carreño tiene una baja catadura moral para representarnos”. Núñez recordó que Urquía fue impuesto en su cargo por una entidad estatal, posiblemente por indicación de la seguridad del Estado. Es por ello que los masones califican de “injerencia a la institución”. Estas declaraciones subrayan la falta de confianza y respeto que los masones sienten hacia Urquía Carreño y su cuestionada legitimidad.
El pasado 24 de marzo, los representantes de más de 300 logias del país expulsaron a Urquía, impidiéndole abrir y presidir la sesión semestral de la Alta Cámara Masónica. Los masones fundamentaron su decisión en la “ilegalidad” del cargo de Urquía, quien había sido expulsado el 25 de enero por el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba, que dirige los grados filosóficos del 4 al 33. Esta expulsión fue un claro mensaje de rechazo a la imposición de un líder no deseado.
Sin embargo, al estar inscrita en el reglamento de asociaciones civiles, el Ministerio de Justicia del régimen emitió una resolución que dejaba sin efecto la sustitución, por lo cual Urquía Carreño sigue ejerciendo como jefe a pesar de estar involucrado en un robo de 19 mil dólares de la tesorería de la Gran Logia, tema que fue el punto de ignición para toda la situación que se ha desatado posteriormente. Esta resolución ha sido vista como un intento del régimen por mantener a Urquía en el poder a pesar de las acusaciones en su contra.
Hasta el momento, los masones se mantienen firmes en su protesta en el edificio de la Gran Logia, exigiendo una respuesta del régimen y la salida inmediata de Urquía Carreño. La comunidad masónica cubana sigue esperando que se restablezca la legitimidad y la moral en la institución. La protesta continúa, reflejando la determinación de los masones de recuperar el control de su organización y restaurar su integridad.