Karla Martín, conocida en las redes como @karlybeautyservices, ha compartido en TikTok un conmovedor testimonio sobre las experiencias que una vez consideró inalcanzables en Cuba y ahora disfruta como parte de su vida cotidiana en Estados Unidos.
En su video viral, Karla reflexiona sobre su habilidad para manejar un auto, algo que antes en Cuba parecía una tarea imposible. «Yo llegué a pensar que no tenía la capacidad para manejar absolutamente nada… Ni siquiera montaba bicicleta porque me caía», confiesa. En Cuba, la conducción estaba principalmente asociada a los hombres, y las mujeres que manejaban eran vistas como poseedoras de un superpoder del equilibrio. Sin embargo, tras mudarse a Estados Unidos, Karla descubrió que manejar era una habilidad accesible para todas las personas.
«Hoy en día, ya tengo mi segundo auto porque el primero lo rompí aprendiendo, ¡incluso he llegado a manejar un bote!», celebra Karla, destacando el cambio radical en sus habilidades y oportunidades desde su llegada a Estados Unidos.
Otro logro significativo para Karla fue emprender su propio negocio. En Cuba, abrir un negocio era considerado un privilegio reservado solo para personas excepcionales con habilidades especiales. «Llegué aquí y me di cuenta de que emprender estaba al alcance de aquellos con la voluntad de hacerlo», explica Karla, reflejando la libertad y las oportunidades que encontró en su nuevo hogar.
Karla también habla sobre la libertad de elección en su alimentación, algo que consideraba un lujo irreal en Cuba. «Comer lo que te apetece, incluso con dinero, era algo inimaginable para mí en Cuba», revela. En Estados Unidos, descubrió que las personas podían decidir qué comer, ya sea saludable o no, una simple libertad que transformó su perspectiva sobre la vida diaria.
Los comentarios al video de Karla reflejan la identificación y el apoyo de otros usuarios que han experimentado situaciones similares. «Yo llevo años en este país y nunca he manejado», comparte un usuario, mientras otro comenta, «Voy por el tercer carro y aprendí a los 49». Las interacciones muestran cómo las historias como la de Karla resonan profundamente, conectando experiencias personales y aspiraciones comunes.