En La Habana, un individuo fue arrestado por la policía tras lanzar una piedra a un ómnibus y causar la rotura de uno de sus cristales. El incidente ocurrió en la tarde, cuando el vehículo perteneciente a la terminal El Calvario concluía su recorrido y regresaba a su base.
La tarde del incidente, el ómnibus estaba a punto de completar su recorrido cuando fue sorprendido por una piedra lanzada por el sujeto. Este impacto provocó que uno de los cristales del vehículo se quebrara, generando una situación de peligro para los pasajeros y el conductor.
Además de apedrear el ómnibus, el individuo fue encontrado portando un arma blanca. La rápida intervención de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) del Capri resultó en la detención del agresor, evitando que la situación escalara a mayores niveles de violencia.
La Empresa Provincial de Transporte de La Habana dio detalles del incidente a través de una publicación en su página de Facebook. En el post, se destacó la conducta inapropiada del sujeto y se describió cómo el ómnibus 613 de la Terminal El Calvario fue apedreado al finalizar su ruta. La publicación incluía una fotografía del individuo y del cristal roto por la piedra.
El mensaje en la página de Facebook también hizo un llamado a la conciencia ciudadana, instando a la comunidad a rechazar y denunciar actos de vandalismo que afectan el bienestar colectivo. «Seguimos rechazando este tipo de conductas inadecuadas, de personas inescrupulosas, que tanto afectan el transporte público», se mencionaba en el comunicado.
En las últimas semanas, La Habana ha registrado varios ataques a ómnibus, muchos de los cuales han sido perpetrados por residentes frustrados con los constantes problemas del transporte público en la isla. Estos actos de vandalismo no solo dañan la infraestructura de transporte, sino que también generan un clima de inseguridad y descontento entre los usuarios.
Uno de los incidentes más recientes ocurrió en mayo, cuando la misma empresa reportó daños a la unidad 9029, perteneciente a la Terminal de Palatino. Este patrón de ataques refleja un creciente malestar entre los ciudadanos, quienes recurren a la violencia como una forma de expresar su frustración con el sistema de transporte.