En La Habana, un reciente episodio ha causado revuelo entre la comunidad cubana y defensores de los derechos civiles. El influencer Lino García, conocido como “El creador cubano”, fue interrumpido por un custodio mientras realizaba una entrevista frente al Capitolio Nacional.
Durante la grabación, García preguntaba a Erick Lacal Ferrer, un joven cubano que se encontraba de visita en la isla, sobre las características que distinguen a sus compatriotas. Lacal Ferrer respondió rápidamente: “el carisma”.
En medio de la conversación, un custodio se aproximó gesticulando para que se alejaran del lugar. Lacal Ferrer, señalando al custodio, expresó: “Sin embargo, esta gente no es carismática. ¡Imagínate! El gobierno los obliga a ser así”.
A pesar de que el custodio continuaba pidiéndoles que se apartaran, Lino y Erick insistieron en que no había ninguna señalización que prohibiera la grabación.
Este incidente no es aislado. A finales de enero pasado, una familia cubana vivió una situación similar mientras intentaba tomarse una fotografía frente al Capitolio. El custodio les advirtió que no podían tomar fotos en el lugar y les amenazó con llamar a la policía. Una de las mujeres, sin miedo, le respondió que llamara a la policía, argumentando que no estaban haciendo nada indebido.
En un video compartido en Facebook por el creador de contenido “Woody Alguacil Cubano”, se observa a un niño sentado en las escalinatas del Capitolio, acompañado por dos mujeres y un hombre que graba la escena. Al intentar tomarse una fotografía, un custodio se acercó para impedirles la acción. A pesar de esto, una de las mujeres abrazó al niño y se tomó la foto, intercambiando palabras con el custodio.
Ambos videos han generado críticas y preocupación en las redes sociales. La mayoría de los cubanos aplauden la actitud de Lacal Ferrer, mientras que muchos argumentan que estos incidentes reflejan las limitaciones impuestas a la libertad de expresión y el derecho a documentar experiencias en espacios públicos en Cuba.
Este tipo de restricciones ha sido una constante en Cuba, donde la vigilancia y el control sobre las actividades en espacios públicos son habituales. La intervención de los custodios en estos casos ha sido percibida como un reflejo del clima de represión y censura que prevalece en la isla.
