El último informe de la Unión Eléctrica (UNE) de Cuba, publicado este martes, revela un panorama desolador en cuanto a la situación energética del país. La UNE advierte que durante el horario pico, los apagones podrían alcanzar hasta 1,440 MW, mientras que durante el día se esperan afectaciones de hasta 950 MW.
Ayer, el servicio eléctrico se vio afectado durante todo el día, con un pico de apagones que llegó a los 1,356 MW a las 9 de la noche, superando en 316 MW las previsiones iniciales. Esta situación se ha convertido en una constante en la isla, donde las estimaciones de la UNE frecuentemente se quedan cortas frente a la realidad.
Disponibilidad y Demanda
A las 7:00 a.m. de hoy, la disponibilidad del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) era de 1,900 MW, con una demanda de 2,790 MW, lo que resultaba en un déficit de 825 MW debido a la insuficiencia en la capacidad de generación. Cuatro unidades termoeléctricas están actualmente averiadas, incluyendo las unidades 6 y 8 de la CTE Mariel, la unidad 2 de la CTE Felton y la unidad 5 de la CTE Renté. Además, varias otras unidades están en mantenimiento, sumando a la ya complicada situación.
Estimaciones y Afectaciones
Para el horario pico se espera la entrada de motores de Generación Distribuida que están fuera de servicio por falta de combustible, lo que podría añadir 80 MW. Sin embargo, con estas incorporaciones, la UNE estima una disponibilidad de 1,980 MW frente a una demanda máxima de 3,350 MW, lo que resultaría en un déficit de 1,370 MW y posibles apagones de hasta 1,440 MW.
Los cubanos han expresado su indignación y desesperanza ante esta crisis energética que parece no tener fin. En los comentarios del informe, se pueden leer críticas agudas hacia la gestión gubernamental. Un internauta comentó sobre el déficit de casi 2,000 MW reales, culpando a los malos manejos y a la falta de inversión adecuada en las termoeléctricas. Otros sugirieron que los líderes gubernamentales deberían rendir cuentas y proponer soluciones inmediatas.
Algunos también mencionaron la necesidad de distribuir los apagones de manera más equitativa, incluyendo a La Habana, argumentando que compartir las cargas podría aliviar la situación en las provincias. Las críticas también se centraron en la falta de respuestas claras y acciones efectivas por parte de las autoridades.