Los incesantes y extensos apagones en la isla continúan irritando a la población, motivo por el cual un sacerdote cubano decidió protestar pacíficamente haciendo sonar 30 veces las campanas de su iglesia durante los cortes eléctricos.
En sus redes sociales, el párroco de Esmeralda, en la provincia de Camagüey, afirmó que este será su modo de expresar el descontento de los cubanos respecto a la falta de servicio eléctrico. «A partir de ahora, cada noche que no tengamos electricidad, sonaré 30 veces las campanas de la iglesia, con el toque lento de los cortejos fúnebres, con el toque que anuncia muerte y luto: la muerte agónica de nuestra libertad y de nuestros derechos, la asfixia y el hundimiento de nuestra vida», escribió el sacerdote cubano. Añadió que su intención es levantar una voz perdida «en medio de la oscuridad interminable, pero será un modo de llamar al alba necesaria sobre nuestra tierra hundida en la noche».
Esta decisión del religioso llegó tras una reflexión sobre cómo el «pueblo domesticado» puede romper la inacción. A pesar de las precariedades, la población sigue aguantando y resistiendo sin lograr vencer, convencida de que nunca habrá un cambio. Según el sacerdote, los pobladores se sienten encarcelados de diversas formas, buscando una manera de liberarse mientras mueren de hambre y escasez.
«¿Qué podemos hacer para buscar una solución? Porque las veces que este pueblo se ha lanzado a las calles a decir: ‘¡Basta!’, ha sufrido la represión, el acoso y la cárcel. ¿Qué está en nuestras manos? Porque los que nos tienen sumergidos en la no-vida que es Cuba hoy, los que viven sin cortes de luz, sin problemas alimentarios ni médicos, los que entran y salen de este país cuando quieren… no parecen tener la intención de hacer absolutamente nada por un cambio que no les interesa», expresó el sacerdote.
El sacerdote cubano también exhortó a que, aunque se puede seguir saliendo a las calles asumiendo algunos riesgos, hay modos alternativos de protestar. Propuso no participar en ninguna de las convocatorias del régimen, retirarse de las instituciones vinculadas con el sistema, no poner letreros ni carteles a favor del castrismo y educar a los niños en la verdad, rechazando la participación en actos políticos.
«Y rezar, para que la libertad con que Dios nos creó se abra camino en nuestra tierra. Y más allá de todo esto, quedará siempre la iniciativa personal, los caminos que cada uno pueda encontrar», concluyó el sacerdote.
Esta forma de protesta del párroco de Esmeralda ha resonado en la comunidad, reflejando el creciente descontento con la situación actual del país. Los apagones constantes no solo representan una molestia diaria, sino que también simbolizan la falta de progreso y la opresión que sienten muchos cubanos en su vida cotidiana.
La acción de hacer sonar las campanas de la iglesia durante los apagones es una forma poderosa y simbólica de protesta. Al utilizar el sonido de los cortejos fúnebres, el sacerdote destaca la gravedad de la situación y la sensación de muerte y luto que impregna a la sociedad cubana bajo el régimen actual. Es un llamado a la conciencia y una forma de mantener viva la esperanza de un cambio.
El mensaje del sacerdote también invita a la comunidad a encontrar formas creativas y pacíficas de resistencia. Reconociendo los riesgos de las protestas en las calles, sugiere métodos alternativos que pueden ser igual de efectivos para mostrar el descontento y promover el cambio. Estas acciones incluyen la no participación en actividades del régimen, la retirada de instituciones controladas por el sistema, y la educación de los niños en la verdad y la libertad.
El sacerdote también enfatiza la importancia de la oración en la búsqueda de la libertad. Para él, la espiritualidad y la fe son herramientas esenciales para enfrentar la opresión y mantener la esperanza. Su llamado a rezar es un recordatorio de que, aunque las circunstancias sean difíciles, la fe puede proporcionar fuerza y guía en la lucha por la libertad.