Los habitantes de la provincia de Matanzas respondieron indignados a la información de la Empresa de Combustible (CUPET) en el territorio tras comunicarles que no contaban con gas licuado disponible para la venta a la población.
En una escueta nota publicada a través del perfil en Facebook del Gobierno Provincial del Poder Popular en Matanzas, los pobladores de esa provincia fueron informados oficialmente de la falta del combustible. Sin embargo, parece que la escasez ya se venía experimentando desde antes de la notificación oficial.
“Es que eso lo sabemos, el gas desde el día 6 me corresponde y sabe Dios cuando me lo vendan. No hay corriente para cocinar los alimentos para niños, ancianos y familias en general, ¿con qué cocinamos?, Porque ni leña hay. ¿Cuándo recibiremos una noticia alentadora para este pueblo que sufre por doquier?”, expresó una usuaria en el apartado de comentarios de la publicación.
Las autoridades matanceras advertían en su nota que se encontraban preparados “para apenas exista disponibilidad del producto, este será distribuido en tiempo mínimo hacia los diferentes Puntos de Venta para que lo pueda adquirir la población en el menor tiempo posible”.
Pero la población manifestó su indignación ante la información de los dirigentes. “Y así quieren y piden resistencia y mucha creatividad, lo cual ya nadie se cree pues la resistencia la ponemos los cubanos de a pie, para que los que nos dirigen puedan vivir a plenitud, pues como es lógico no se sacrifican y piden que la vida siga igual. Claro, pues todos ellos y hasta los que están por nacer en su árbol genealógico tienen todos los problemas resueltos”, aseguró otra internauta.
La supuesta destreza que plantea CUPET para cuando el producto esté en sus manos no pasó desapercibida. “¡Qué alivio…gracias, gracias. Saber que el colectivo de CUPET es ejemplo de disponibilidad…eso me tranquiliza…cocinaremos con esa disposición!”, sentenció de manera irónica otra usuaria.
Un cubano se mostró bastante inconforme con la información gubernamental. “¿Qué más puede pasar, qué más falta? Sin corriente no se cocina, sin gas no se cocina, entonces, ¿qué solución dará el Gobierno a su pueblo, qué solución? No queremos esta información, queremos que solucionen los problemas”, aseveró.
Los cubanos están viviendo largas horas de apagones, lo que impide que puedan cocinar con electricidad, una alternativa muy usada en Cuba desde la “prometedora” Revolución Energética del dictador Fidel Castro a inicios de los años 2000. Ahora, la falta de gas licuado agrega una nueva problemática a una situación ya incierta y angustiante.
Recientemente, el mandatario Miguel Díaz-Canel afirmó, en un supuesto gesto de empatía, que los apagones de los últimos días “han sido terribles, hasta 20 horas”. “A los problemas hay que arrancarles un pedacito diariamente, y otro pedacito para ir avanzando y avanzando (…). Los apagones han sido terribles, hasta de 20 horas, pero eso se va a resolver. Hay plantas en mantenimiento y esta ha sido la estrategia para evitar que en el verano hayan afectaciones”, señaló ante una población cansada por las justificaciones del gobierno.
Esta crisis energética ha exacerbado la desesperación y frustración de los cubanos. Las largas horas sin electricidad, combinadas con la escasez de gas licuado, han dejado a muchas familias sin medios para cocinar sus alimentos. En Matanzas, como en muchas otras partes de la isla, la gente ha tenido que recurrir a métodos improvisados y peligrosos para preparar comida, a menudo sin éxito.
La situación es particularmente grave para los más vulnerables: niños, ancianos y personas enfermas que necesitan alimentos calientes y condiciones mínimas de confort. La falta de leña, que en otros tiempos podría haber sido una solución temporal, agrava aún más la crisis, dejando a muchas familias sin opciones.
El descontento y la frustración se reflejan en los comentarios de los ciudadanos en redes sociales. La percepción general es que el gobierno no está haciendo lo suficiente para aliviar la situación, y las promesas de que “se va a resolver” ya no son creíbles para una población que ha escuchado estas mismas palabras repetidamente sin ver resultados tangibles.
La respuesta de los matanceros a la nota de CUPET pone de manifiesto un sentimiento de abandono y traición. La confianza en las autoridades está en un punto bajo, y la paciencia de la gente se está agotando. La indignación es palpable, y las palabras de los ciudadanos reflejan un clamor por acciones concretas y soluciones reales.
El gobierno, por su parte, sigue pidiendo paciencia y resistencia. Sin embargo, la realidad diaria de los cubanos, marcada por la falta de servicios básicos y la incertidumbre constante, hace que estas peticiones suenen huecas y desconectadas de la realidad.