Apenas un día después de que tres termoeléctricas en Cuba entraran en servicio, cuatro se averiaron, lo que elevó a nueve las plantas generadoras de energía que están sin funcionar, una cifra récord que deja a los cubanos mirando con incertidumbre hacia la Antonio Guiteras, de Matanzas, que actualmente sostiene una buena parte de la generación de energía en la isla.
De acuerdo con el periodista José Miguel Solís, de la oficial Radio Rebelde, durante la noche del 16 de mayo y la madrugada del viernes 17, la unidad 6 de la Termoeléctrica Renté, de Santiago de Cuba, experimentó un “salidero en caldera”, mientras que la unidad 8 de Mariel tuvo un “salidero en el ECO”. Además, la unidad 5 de Renté salió de servicio por “alta temperatura” y la unidad 6 de Mariel también dejó de operar, aunque sobre esta última el reportero no ofreció detalles.
Según Solís, “las afectaciones por déficit han sido extremas” y calificó la situación como una “afectación sin precedentes”. Esta crisis energética ha generado una gran preocupación entre la población cubana, que ya enfrenta cortes de energía prolongados y recurrentes.
Aparte de las anteriores, están averiadas la unidad 6 de Nuevitas y la unidad 2 de Felton, mientras que en mantenimiento permanecen las unidades 1 y 3 de Santa Cruz del Norte y la unidad 1 de Felton. En total, son nueve las plantas fuera de servicio.
Lo curioso de este panorama es que tanto la unidad 6 de Mariel como la unidad 5 de Renté habían entrado en operaciones el miércoles, pero funcionaron durante pocas horas antes de volver a averiarse. Este hecho subraya la precariedad y el deterioro de las infraestructuras energéticas en Cuba.
La mayoría de las termoeléctricas cubanas tienen 30 o más años de explotación, superando así su vida útil. Los regímenes de mantenimiento no se cumplen según los ritmos necesarios para permitirles operar en mejores condiciones. Este problema estructural agrava la situación energética del país, donde el envejecimiento y la falta de mantenimiento adecuado de las plantas generadoras son evidentes.
De acuerdo con el parte oficial de la estatal Unión Eléctrica (UNE), a las 7:00 AM la disponibilidad del sistema eléctrico nacional era de apenas 1.940 MW, mientras que la demanda ascendía a 2.840 MW. Durante el horario diurno, la afectación por déficit de generación sería de 1.100 MW, una cifra muy superior a la de los pasados meses en ese periodo del día.
Según la UNE, los apagones por déficit se han estado produciendo durante toda la jornada y sin pausa desde el domingo. El jueves, la máxima afectación fue de 1.309 MW a las 8:50 PM. Para el viernes, la entidad pronostica en la noche una demanda máxima de 3.380 MW y una disponibilidad de 2.150 MW, lo que resulta en un déficit de 1.230 MW que, en la noche, podría llegar a los 1.300 MW.
Esto ocurre a pesar de que la UNE aseguró que la unidad 8 de Mariel entraría en funcionamiento, al igual que la unidad 5 de Renté, que estaba en proceso de arranque desde el amanecer del viernes. Sin embargo, la fragilidad del sistema y las constantes averías ponen en duda la capacidad de estas unidades para operar de manera estable.
Además, las limitaciones en la generación térmica son de 333 MW y fuera de servicio por escasez de combustible hay 57 centrales de generación distribuida, con 398 MW afectados. El jueves eran 43 las aquejadas de este problema. Las empresas eléctricas de varias provincias están reportando cortes de energía de seis horas por cada dos de servicio, sumando unas 18 horas diarias de apagón. Esta situación se hace aún más insoportable debido al calor reinante, exacerbando el malestar de la población.
La única excepción parece ser La Habana, donde los cortes de servicio programados son de cuatro horas diarias, una medida que ha generado críticas y resentimientos en otras provincias que no gozan de este beneficio. La anterior crisis eléctrica, desatada en la primera mitad de marzo cuando la Termoeléctrica Antonio Guiteras de Matanzas estuvo en mantenimiento, provocó manifestaciones en varias ciudades del oriente y centro de Cuba.
Esta crisis energética no solo afecta la calidad de vida de los cubanos, sino que también tiene profundas repercusiones económicas. La falta de electricidad interrumpe la actividad productiva, afecta el funcionamiento de servicios esenciales y aumenta la frustración de la población. La gestión efectiva de esta crisis será crucial para la estabilidad social y económica de Cuba en los próximos meses.