Díaz-Canel reconoce públicamente que en Cuba están ocurriendo apagones de hasta 20 horas: «Ha sido terribles»

Redacción

El mandatario cubano Miguel Díaz-Canel afirmó, en un supuesto gesto de empatía, que los apagones de los últimos días «han sido terribles, hasta de 20 horas».

El jueves, el gobernante visitó el municipio tunero de Amancio, en Las Tunas, y ante decenas de residentes intentó explicar la situación energética e infundir entusiasmo en la población, cansada de los interminables cortes de luz. Díaz-Canel aseguró: «A los problemas hay que arrancarles un pedacito diariamente, y otro pedacito para ir avanzando y avanzando (…). Los apagones han sido terribles, hasta de 20 horas, pero eso se va a resolver. Hay plantas en mantenimiento y esta ha sido la estrategia para evitar que en el verano hayan afectaciones».

El mandatario explicó que la rotura de varias plantas ha coincidido con el mantenimiento de otras, justo antes del verano. Afirmó que esto «debe explicársele a la gente», para «que sepan que hay una situación incómoda, pero temporal».

Sin embargo, varios cubanos han respondido a la publicación expresando su malestar con la gestión gubernamental de la crisis. Un internauta comentó: «Yo creo que los pedacitos de problema que estamos sacando son demasiado pequeños, así no lo vamos a resolver nunca. Hace 4 años estamos oyendo que se da mantenimiento para garantizar el verano y al final el verano es oscuro igual. Se pasan el año entero dando mantenimiento a las mismas plantas y siempre están rotas».

En al menos ocho de los últimos diez días, las autoridades cubanas han reportado apagones las 24 horas del día. La crisis energética mantiene a la población en un estado de crispación, y el régimen ha reconocido que espera protestas durante el verano, a pesar del discurso oficialista que promete mejoras.

Esta situación ha llevado a muchos cubanos a cuestionar la capacidad del gobierno para gestionar la crisis energética de manera efectiva. Las promesas repetidas de resolver el problema parecen cada vez más vacías, y la falta de resultados tangibles ha exacerbado la frustración de la población.

Díaz-Canel, en su intento de justificar la situación, ha destacado que el mantenimiento de las plantas es una medida preventiva para evitar apagones más severos en el verano. Sin embargo, esta explicación no ha sido suficiente para calmar a una ciudadanía que ha soportado años de promesas incumplidas y apagones recurrentes.

La respuesta del gobierno a la crisis energética se percibe como insuficiente y desconectada de la realidad que enfrentan los ciudadanos. La falta de una solución sostenible y efectiva ha generado una creciente desconfianza hacia las autoridades, y la paciencia de la población parece estar agotándose.

El reconocimiento por parte del régimen de que se esperan protestas en el verano es una señal clara de que la situación podría empeorar. La promesa de que los apagones son una «situación temporal» no alivia el descontento de aquellos que han vivido con cortes de electricidad constantes y prolongados.

La crisis energética en Cuba no solo afecta la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también tiene implicaciones económicas significativas. La falta de electricidad interrumpe la actividad productiva y dificulta el funcionamiento de servicios esenciales, lo que agrava aún más la situación general del país.

La reacción de la población ante las explicaciones del gobierno es un reflejo de la desesperanza y el agotamiento que sienten muchos cubanos. La expectativa de mejoras parece una ilusión lejana, y la realidad diaria está marcada por dificultades constantes y promesas incumplidas.