El pasado viernes 10 de mayo, un evento inusual tuvo lugar en La Habana: una marcha de cientos de rusos para conmemorar el Día de la Victoria sobre el fascismo. Esta marcha marca la primera vez que se permite una manifestación de este tipo en la capital cubana, donde generalmente se prohíben marchas y caminatas a los ciudadanos del país.
Este evento es conocido en Rusia como la marcha del «Regimiento Inmortal», y se celebra anualmente el 9 de mayo. Durante esta jornada, las personas desfilan por las calles con retratos de familiares que fallecieron en la Segunda Guerra Mundial, un acto de memoria y honor a los caídos. En Cuba, los participantes recorrieron la 5ta Avenida, una de las arterias más emblemáticas de La Habana.
La embajada de Rusia en Cuba detalló que en la marcha participaron alrededor de 500 personas, incluyendo compatriotas, diplomáticos, sus familiares, así como profesores y estudiantes de universidades cubanas. Los marchantes, portando retratos de sus ancestros y entonando canciones de aquella época, también se tomaron una fotografía frente a la sede de la misión diplomática rusa en Cuba.
El embajador ruso en Cuba, Víctor V. Koronelli, estuvo presente y dirigió unas palabras de saludo a los asistentes, quienes agradecieron el apoyo de las autoridades cubanas por garantizar la seguridad durante el evento.
Este gesto de permitir la marcha a ciudadanos rusos contrasta notablemente con la práctica habitual del gobierno cubano de denegar permisos para eventos similares organizados por sus propios ciudadanos. Un ejemplo reciente de esta política se observó durante la Semana Santa, cuando se negó el permiso a la comunidad católica de El Vedado, en La Habana, para realizar la procesión del Santo Entierro.
La realización de esta marcha no parece ser una coincidencia, dadas las circunstancias políticas actuales entre Cuba y Rusia. La relación entre ambos países se ha fortalecido recientemente, particularmente tras la visita del presidente cubano Miguel Díaz-Canel a Rusia. Durante su estancia, Díaz-Canel se reunió con el presidente Vladimir Putin y expresó su apoyo a Rusia en el contexto de las operaciones militares en Ucrania, criticando lo que calificó como una campaña de “manipulación geopolítica” por parte de Estados Unidos.