La reciente tormenta solar, catalogada como la más intensa desde 2003, ha generado un fenómeno extraordinario y raro: la visualización de auroras boreales en latitudes tan bajas como Cuba, cerca del Trópico de Cáncer. Este evento sorprendente ha capturado la atención de muchos, provocando una oleada de fascinación y asombro entre los habitantes de la isla y observadores alrededor del mundo.
Normalmente confinadas a las altas latitudes, las auroras boreales decoraron el cielo nocturno cubano con matices de rosas y azules, ofreciendo un espectáculo luminoso inesperado en regiones tropicales. Usuarios en redes sociales, como Facebook y la red social X, compartieron imágenes y relatos de este raro suceso. En localidades como Gibara y el municipio de Jagüey Grande en Matanzas, los cielos se iluminaron, desafiando las expectativas habituales y brindando un escenario casi mágico.
Henry Delgado Manzor, miembro de la Sociedad Meteorológica de Cuba, aprovechó esta oportunidad para educar al público sobre la ciencia detrás de las auroras boreales. A través de Facebook, explicó cómo la interacción entre el viento solar —una corriente de partículas cargadas provenientes del sol— y el campo magnético terrestre provoca este fenómeno lumínico. Las partículas solares, al interactuar con gases como el oxígeno y el nitrógeno en la atmósfera terrestre, generan corrientes de partículas cargadas que resultan en la liberación de energía en forma de luz.
Este evento no solo ha proporcionado un hermoso espectáculo visual, sino que también ha servido como un recordatorio de la poderosa influencia que los eventos solares pueden tener en nuestro planeta. Además, ha resaltado la importancia de la observación y el estudio continuo de los fenómenos astronómicos y meteorológicos, especialmente en un contexto donde el impacto de tales eventos en la tecnología terrestre y espacial puede ser significativo.
Mientras el mundo observaba con asombro, muchos cubanos y otros testigos de este raro evento en el Caribe se maravillaron ante la belleza y rareza de las auroras en una ubicación tan inesperada. Este episodio subraya cómo fenómenos que normalmente se consideran exclusivos de las regiones polares pueden, bajo circunstancias extraordinarias, hacerse presentes en el trópico, dejando una impresión duradera en aquellos afortunados de presenciarlos.