¿Para que alcanza el salario de un jubilado en Cuba? Un litro de aceite o cinco libras de azúcar son solo un ejemplo. Aquí te explicamos…

Redacción

En Cuba, la situación de los jubilados y pensionados se ha convertido en una cuestión profundamente preocupante. Ignacio, tras 42 años de servicio en la gastronomía, enfrenta una jubilación que no alcanza ni para las necesidades más básicas, describiendo su pensión de apenas 1.500 pesos como insuficiente para comprar más que un litro de aceite o cinco libras de azúcar. «Nos estafaron», dice con tristeza, al darse cuenta de que la promesa de una vejez asegurada se ha desvanecido, dejándolo dependiente de la caridad de su familia y su comunidad religiosa.

Amaury, quien dedicó 45 años al sector de la Salud, enfrenta una situación similar. A pesar de su prolongada carrera y contribución, su pensión de 3.100 pesos desaparece rápidamente ante el alto costo de vida, dejándolo igualmente vulnerable y desilusionado. «Perdimos la jubilación», lamenta, expresando su frustración ante la falta de acción gubernamental para ajustar las pensiones a la realidad económica actual.

Esta crisis no es un caso aislado. José Antonio, un jubilado de Educación, sobrevive gracias a las remesas de sus hijos desde el extranjero, calificándolas como su «verdadera jubilación». La pensión estatal, dice, es meramente simbólica y totalmente insuficiente. La dura realidad es que sin apoyo externo, muchos ancianos enfrentarían una situación aún más grave.

El salario promedio en Cuba, de unos 4.000 pesos, equivale a poco más de 11 dólares al cambio informal. Este bajo ingreso es aún más crítico para los jubilados, cuya pensión mínima no supera los cuatro dólares mensuales. La dependencia de las remesas se ha convertido en una necesidad para aproximadamente la mitad de las familias cubanas, mientras que la otra mitad sufre las consecuencias de una crisis económica agudizada por una inflación descontrolada y un sistema de racionamiento inestable.

Los ancianos, una vez pilares de la sociedad cubana, se encuentran ahora rebuscando en la basura, vendiendo periódicos y cigarros, o pidiendo limosna, solo para sobrevivir. Esta realidad no solo destaca la precariedad económica, sino también el impacto psicológico devastador de sentirse estafados por el sistema que prometió protegerlos en su vejez. El desgaste emocional, combinado con la inseguridad económica, subraya una crisis humanitaria que requiere atención urgente y soluciones sostenibles para asegurar la dignidad y el bienestar de los jubilados en Cuba.