En el mundo de la política y la revolución, los secretos suelen permanecer ocultos bajo el velo del poder y la influencia. Sin embargo, en una reveladora entrevista, un militar cubano desencantado levanta el telón sobre la vida clandestina de Ramiro Valdés Menéndez, uno de los últimos «Comandantes de la Revolución» aún con vida en Cuba.
El relato exclusivo ofrecido por Darwin Santana destapa detalles intrigantes sobre Valdés Menéndez, descrito como el más leal seguidor de los hermanos Castro, lo que le ha garantizado una posición privilegiada a lo largo de sus 92 años de vida.
Según el informante, Valdés Menéndez no ha vacilado en recurrir a tácticas extremas, incluyendo la tortura y los asesinatos, para mantener el orden y la lealtad al régimen castrista. «Es un carnicero, un tipo que no se tiembla la mano para matar… siempre ha sido un verdugo», revela el militar.
La estrecha relación entre Valdés y Raúl Castro, descrita como aún más despiadada que la de Fidel, se ha fortalecido a través de la ejecución implacable de órdenes brutales, consolidando así a Valdés como un pilar en la seguridad interna del Estado cubano.
En cuanto a sus posesiones, se destacan las múltiples propiedades de Valdés, dispersas por toda la isla, incluida una mansión en Jaimanita. «Tiene casas por todo el país, cada una más lujosa que la otra, demostrando la magnitud de su riqueza y poder», añade el militar.
Pero la revelación más impactante gira en torno a sus lujosos yates y barcos. Según el entrevistado, Valdés se apoderó de embarcaciones abandonadas por narcotraficantes, incluso cuando deberían haber sido confiscadas por las autoridades. «Los barcos abandonados por narcotraficantes, él se los queda para pasear y salir a pescar», revela el informante, subrayando la flagrante apropiación de bienes públicos.
A nivel personal, se arroja luz sobre la vida solitaria de Valdés, alejado durante mucho tiempo de su familia, incluido un hijo que desertó y se distanció tanto ideológica como físicamente de su padre, reflejando la complejidad y el aislamiento emocional de su existencia.