Ernesto Tapia, de la actuación en Cuba a ser dueño de una compañía de limpieza en Florida

Redacción

Ernesto Tapia se adentró en el mundo de la actuación como una vía de escape para terminar el servicio militar. Vio que la opción más sencilla para acortar ese período era estudiar una carrera, y eligió la actuación porque no requería conocimientos de matemática o física. Aunque siempre tuvo pasión por la cocina, la actuación se presentó como la mejor opción en ese momento.

Tapia nació en Lawton, La Habana, en la década del 60. A diferencia de lo que muchos creen, no es hijo de la actriz Blanquita Contreras, a pesar del parecido entre ellos. No proviene de una familia de artistas y no consideraba el arte como su vocación. Durante su juventud, mientras trabajaba como ayudante de cocina en el restaurante El Potín, llegó el momento de cumplir con el servicio militar. Este período, que generalmente duraba tres años, se reducía para aquellos que estudiaban en la universidad, y alguien le sugirió la actuación como una opción viable.

Su primera interpretación ocurrió durante un pre-militar, con una obra escolar llamada «Onceno mandamiento». A pesar de esto, sus aspiraciones como actor no estaban claras, y solo quería terminar el servicio militar. Posteriormente, ingresó al Instituto Superior de Arte (ISA), y aunque se casó muy joven, mientras disfrutaba de su luna de miel, lo fueron a buscar para participar en una película.

En ese momento, el director Orlando Rojas estaba filmando «Papeles secundarios», y Jorge Luis Álvarez era el actor elegido para el papel principal. Sin embargo, después de dos años de preparación, Jorge tuvo un accidente y recomendó a Ernesto Tapia como sustituto, basándose en su candidez y apariencia. Esta recomendación cambiaría la vida de Tapia, quien recibió el Premio Coral al Mejor Actor Masculino en el XI Festival de Cine de La Habana por su actuación en 1989.

En el rodaje de «Papeles secundarios», tuvo que realizar una escena difícil con la actriz Leo Arocha, en la que debía abofetearla bajo la lluvia y sobre un pavimento resbaladizo. Ernesto declaró que la película tenía vigencia incluso en la actualidad, aunque el país no estaba preparado para entenderla en ese momento.

La carrera de Ernesto Tapia incluye trabajos con el grupo teatral Buendía, dirigido por Flora Lauten, y la película «Sueño tropical» (1985), donde compartió con Albertico Pujol. Otro hito importante fue «Adorables Mentiras» (1991), donde interpretó a un amigo del protagonista Luis Alberto García. Este papel originalmente estaba pensado para César Évora.

En la televisión, Tapia participó en la serie «La Leyenda del rayo» a finales de los 90 y en «Día y noche», donde formó parte del equipo de investigadores. Durante esa época, estuvo en diversos casos dirigidos por Jesús Cabrera. Además, participó en el teleplay «Bésame otra vez forastero», dirigido por Mariela López.

En la década del 90, Tapia hizo una pausa en su carrera en Cuba y viajó a Colombia, donde pasó cerca de cinco años impartiendo talleres de actuación en la Universidad del Valle. Luego protagonizó novelas para Caracol TV, como «Flor de oro» y «Mi amiga del alma». Posteriormente, regresó a Cuba, pero más adelante vivió en Cancún, México, donde trabajó como productor de espectáculos artísticos. Finalmente, se trasladó a Miami.

Desde su llegada a Miami hace unos 19 años, Tapia encontró apoyo en Jorge Luis Álvarez, quien tenía una red para ayudar a artistas recién llegados. Consiguió un papel en «Casados y algo más», emitido por AméricaTV, donde asumió diversos roles. Participó también en obras como «Ellas quieren y él no» en Teatro 8 y «Dos hermanas y un piano», escrita por el dramaturgo cubano Nilo Cruz.

En 2008, estuvo en «Regreso a casa» con Gerardo Riverón y Susana Pérez. También participó en «Made in Lanús» y «Una caja de zapatos vacía», ambas dirigidas por Eloy Ganuza. Durante 2013, participó en «3 mujeres desnudas y en recesión» en el Café Teatro El Yunque de Miami.

Ernesto Tapia ha concedido pocas entrevistas, pero en ellas ha compartido sus experiencias en el mundo artístico y la complejidad del oficio. Aunque tuvo un comienzo afortunado, pasó mucho tiempo sin trabajo. Asegura que para conseguir empleo en este campo hay que ser joven, bonito y fuerte. Después de cinco matrimonios y cuatro hijos, una de ellas la actriz Daniela Tapia, Ernesto confesó que se siente pleno en su carrera y está contento con lo que ha logrado.

Actualmente, Tapia es dueño de una empresa de limpieza residencial y comercial, y vive en La Florida, cerca de un parque natural. Con sencillez, añadió que «Cuba y el público cubano me hicieron grande». «Ser actor era supervivencia. Yo actuaba para vivir, no para tener fama», concluyó.