En un escenario marcado por la esperanza y la incertidumbre, los cubanos con Parole Humanitario aprobado están protestando por las demoras en la entrega de los permisos de viaje hacia Estados Unidos. A pesar de contar con la aprobación, el proceso se ha convertido en una travesía llena de obstáculos y ansiedad.
Desde que se implementó el programa de Parole Humanitario, la obtención de los permisos de viaje ha sido motivo de preocupación para muchos ciudadanos cubanos. Las prolongadas demoras después de la aprobación han generado frustración y desasosiego entre aquellos que aguardan ansiosamente la posibilidad de reunirse con sus seres queridos en tierras estadounidenses.
Olga Lidia Cepero es solo uno de los muchos afectados por esta situación. Después de ser aprobada junto a su esposo en el programa de Parole en diciembre pasado, ha pasado 118 días en espera del permiso de viaje sin recibir una respuesta definitiva. Su desesperación es palpable, reflejando el sentir de un grupo numeroso de personas que enfrentan una incertidumbre creciente con cada día que pasa.
La abogada de Inmigración, Rosaly Chaviano, ha expresado su preocupación por el aumento de casos demorados. La falta de claridad por parte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) sobre la obligación de proporcionar estos permisos ha dejado a muchos en un limbo legal, sin saber si podrán realizar su viaje o si se encontrarán con una negativa inesperada.
Aunque la reciente decisión de un juez federal de mantener el programa de Parole Humanitario ha traído algo de alivio, las preocupaciones persisten. La incertidumbre sobre la velocidad en el procesamiento de las solicitudes y la posibilidad de enfrentar más obstáculos en el camino hacia Estados Unidos mantienen a muchos en vilo.
El pasado 9 de abril, la situación tomó un giro aún más preocupante con más de tres mil respuestas negativas en los estatus de los casos. La abogada de inmigración Ralip Hernández ha sugerido que estas negativas podrían atribuirse a una variedad de factores, desde revisiones exhaustivas de las solicitudes hasta problemas técnicos en la plataforma.
Estos rechazos, después de meses de trámites, han sumido a muchas familias cubanas en la desilusión y la preocupación por su futuro. La incertidumbre sobre el proceso y las perspectivas de quienes buscan una opción legal para abandonar la isla sigue siendo una carga pesada en sus corazones. En medio de esta tormenta de emociones, la esperanza se aferra precariamente a la promesa de un futuro más estable y seguro en tierras lejanas.