Un ómnibus del transporte público en el municipio Centro Habana fue objeto de un ataque vandálico al ser apedreado cerca de las 11 de la noche de este martes, según informaciones proporcionadas por la Empresa Provincial de Transporte de la capital a través de sus redes sociales.
El incidente se registró específicamente a las 10:40 p.m. en la intersección de Prado entre Genios y Cárcel, afectando al ómnibus 8412 que se encontraba en servicio en la ruta A58, la cual inicia su recorrido en Boyeros y Bruzón (Plaza de la Revolución) y finaliza en el reparto Bahía (Habana del Este).
Las imágenes difundidas por la empresa estatal de transporte evidencian que el ataque se centró en la parte delantera del vehículo, cerca de la posición del conductor. A pesar de que el vidrio de la ventanilla no se rompió completamente, quedó severamente cuarteado, representando un riesgo significativo para la seguridad en la circulación.
Se reportó que un técnico de seguridad automotor y un guardia superior de la Empresa se desplazaron al lugar del suceso para realizar una evaluación detallada de los daños. Además, se anunció que la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) llevará a cabo una investigación para esclarecer los hechos.
La Empresa Provincial de Transporte de La Habana hizo un llamado a la colaboración entre la comunidad y la PNR para prevenir incidentes de esta naturaleza, que no solo ponen en peligro la seguridad de los usuarios y trabajadores del transporte público, sino que también obstaculizan los esfuerzos de recuperación del sector y afectan la disponibilidad de servicios de transporte para la población de la capital.
Este acto vandálico ha generado una ola de indignación entre los usuarios de las redes sociales, quienes condenan este y otros incidentes similares que han tenido lugar en los últimos meses. Estos actos no solo comprometen la integridad física de las personas involucradas, sino que también impactan negativamente en la ya precaria situación del transporte público en La Habana.
Un comentario destacado en la publicación de la Empresa Provincial de Transporte de La Habana refleja la frustración de la comunidad: «No entiendo este nivel de estupidez. La primera afectada es la población, incluyendo a los propios que hacen semejantes barbaridades, sus familiares y demás personas. Cualquiera puede tener libertad de pensamiento y expresión, pero las inconformidades jamás se expresan contra su propio beneficio personal y el de sus semejantes».
Otro usuario expresó su preocupación por las posibles consecuencias de estos actos: «Tal vez ese mismo ómnibus, quizás el único en la línea, les hubieran servido para trasladar un familiar enfermo al hospital o quizás a ellos mismos por un dolor o una enfermedad que puede resultar hasta mortal».
La gravedad de estos actos vandálicos ha llevado a algunos a sugerir que deberían ser tratados no solo como delitos contra la propiedad, sino como actos de terrorismo, dadas las potenciales consecuencias en la vida y bienestar de las personas afectadas.
Estos incidentes no son aislados y se han reportado en diversas localidades de La Habana y en otras provincias, afectando tanto al transporte público como a vehículos privados, y revelando un patrón preocupante de violencia y desprecio por la propiedad y la seguridad comunitarias.
