La historia de la familia Picos, una familia cubana que residía en Carolina del Norte, es un relato desgarrador que pone de manifiesto las complejidades y los desafíos que enfrentan los inmigrantes en Estados Unidos. De acuerdo con un informe de Telemundo 51, Guillermo Picos, su esposa e hijo fueron deportados a Cuba sin previo aviso y sin la oportunidad de buscar asesoramiento legal.
La travesía de los Picos comenzó en noviembre de 2021 cuando ingresaron a Estados Unidos a través de la frontera en Arizona. A pesar de haber obtenido una «Orden de Libertad Provisional» (formulario I-220A), que les permitía permanecer en el país mientras se resolvía su situación migratoria, su destino tomó un giro inesperado.
La familia presentó una solicitud de asilo que fue denegada, y al mismo tiempo, recibieron una citación para comparecer ante un Tribunal de Inmigración en Charlotte. Sin embargo, un malentendido con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) resultó en su deportación.
El ICE programó una entrevista para la familia el mismo día de su audiencia en el tribunal, lo que provocó que llegaran tarde y fueran deportados en ausencia. Aunque intentaron rectificar el error presentando una moción para reabrir el caso, su solicitud fue denegada, lo que los dejó con una apelación pendiente ante la Junta de Apelaciones de Inmigración.
La situación es aún más desgarradora dado que la deportación incluyó a un niño cubano, algo que la abogada de la familia, Grisel Ybarra, describió como inusual en sus 47 años de ejercicio legal. Guillermo Picos, el padre del niño, expresa su deseo ferviente de regresar a Estados Unidos para que su hijo pueda cumplir sus sueños, especialmente el de completar su educación en el país y perseguir el sueño americano.
La historia de los Picos destaca las dificultades enfrentadas por muchas familias inmigrantes en Estados Unidos y subraya la importancia de una reforma migratoria que aborde estos problemas de manera efectiva y humana. Mientras tanto, la familia espera que su apelación pueda abrir una ventana de esperanza para su regreso al país que consideran su hogar.