En Santiago de Cuba, la situación en los comedores comunitarios refleja la grave crisis económica que azota a la isla, afectando principalmente a los sectores más vulnerables de la sociedad, como los adultos mayores, las personas con discapacidad y aquellos con ingresos insuficientes. Un reportaje del canal local Tele Turquino reveló las condiciones precarias en las que se encuentran estos establecimientos, donde la escasez de alimentos básicos y utensilios es evidente.
Los asistentes a estos comedores enfrentan una dieta limitada y monótona, compuesta en ocasiones solo por sopa y boniato, sin la presencia de fideos o proteínas animales, elementos fundamentales para una alimentación equilibrada. «Sopa sin fideo, aquí la sopa nunca ha tenido fideos, desde enero hasta la fecha, y con una viandita porque el administrador hace sus gestiones», explicó uno de los asistidos, destacando la falta de comunicación y transparencia por parte de los administradores del centro.
La escasez de arroz, un alimento básico en la dieta cubana, ha llevado a los responsables de estos comedores a racionar su distribución, ofreciendo en ocasiones solo un 30% o 50% de la ración habitual, y sustituyéndolo por viandas cuando es posible. Esta situación se agrava por la falta de insumos básicos como platos, vasos y cubiertos, lo que compromete la dignidad y el bienestar de los asistentes.
La ausencia de inspecciones sanitarias y visitas de trabajadores sociales, que podrían contribuir a mejorar las condiciones de estos establecimientos, es otro aspecto preocupante señalado por los pensionados. «En este año no los hemos visto», afirmó uno de los afectados, evidenciando la falta de atención y seguimiento por parte de las autoridades competentes.
Esta problemática no se limita a Santiago de Cuba. En La Habana, el Proyecto Humanitario Aliento de Vida, que brinda apoyo alimentario a ancianos sin recursos, ha hecho un llamado a la solidaridad para mantener su comedor, donde atienden a 28 ancianos en situación de vulnerabilidad. «Estamos en un país donde cada vez los ancianos son más y cada día son más vulnerables y aislados», expresó Yankiel Fernández, coordinador del proyecto, subrayando la importancia de la empatía y el apoyo comunitario en estos tiempos difíciles.
La crisis económica en Cuba, exacerbada por la política de reordenamiento monetario implementada en enero de 2021, ha dejado a los ancianos en una situación particularmente precaria. Con pensiones que oscilan entre los 1528 y 1733 CUP, y que han permanecido invariables desde entonces, muchos se encuentran incapaces de afrontar el alto costo de la vida y la escasez de productos básicos, lo que subraya la urgente necesidad de soluciones efectivas y sostenibles para atender a los sectores más desfavorecidos de la sociedad cubana.