El gobierno de Cuba ha negado el permiso para la realización de la procesión del Santo Entierro en la comunidad católica de El Vedado, La Habana, una tradición que ha sido parte de las celebraciones de Semana Santa durante más de una década, con la excepción de los años afectados por la pandemia y el año anterior, donde también se denegó el permiso alegando falta de personal para garantizar la seguridad.
El párroco de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en El Vedado comunicó a sus feligreses que las autoridades no aprobaron la procesión, citando desacuerdos con el contenido de sus homilías como razón. El sacerdote defendió la naturaleza apolítica de sus sermones, enfatizando que el Evangelio puede ser interpelante e incómodo, pero nunca se ha utilizado el púlpito para fines políticos partidistas. Rechazó la idea de que negar la procesión como castigo al párroco no solo es absurdo, sino también una violación de la libertad religiosa.
A pesar de la prohibición, el viernes santo se llevará a cabo una actividad dentro de los predios de la Parroquia, asegurando que se mantendrá la observancia de esta fecha significativa dentro de las limitaciones impuestas.
Esta no es una situación aislada, ya que informes indican que en la diócesis de Bayamo-Manzanillo, en la provincia de Granma, también se han suspendido las actividades de Semana Santa que implican reuniones de personas. Fuentes eclesiásticas sugieren que el gobierno cubano tiene temores de que las concentraciones públicas puedan dar lugar a manifestaciones de carácter político, especialmente en un contexto donde la devoción y el entusiasmo de Semana Santa podrían catalizar expresiones de descontento.
A pesar de estas restricciones, la comunidad católica de El Vedado inició la Semana Santa con la celebración del Domingo de Ramos, y en Santiago de Cuba, el arzobispo Dionisio García Ibáñez hizo un llamado en defensa del pueblo cubano ante la Virgen de la Caridad del Cobre, mostrando la resiliencia de la fe frente a las adversidades.