Humberto López aparece en la televisión asegurando que si se cae la Revolución Miles de cubanos perderán sus casas pues las reclamarán sus dueños en Estados Unidos

Redacción

El portavoz del gobierno cubano, Humberto López, utilizó su espacio en la televisión estatal para reiterar el discurso tradicional del régimen, en respuesta a las recientes protestas del 17 de marzo. Durante su intervención, intentó infundir miedo entre la población, sugiriendo que un cambio de régimen en Cuba podría resultar en la intervención de un representante estadounidense encargado de revertir las expropiaciones realizadas por Fidel Castro después de 1959.

“En el improbable caso, que no sucederá, de que la Revolución termine, Estados Unidos planea enviar un coordinador que se encargará de todo. Y su primera tarea sería devolver a los antiguos propietarios lo que fue confiscado por el régimen”, afirmó López, intentando provocar temor sobre la posibilidad de perder viviendas y propiedades.

López también describió a los manifestantes como «confundidos» por las dificultades diarias, sugiriendo que no comprenden plenamente las implicaciones de sus acciones. “Muchos actúan contra su propia nación por ganancia personal o sumisión. Otros, agobiados por las penurias, se dejan engañar por falsedades y, sin querer, les siguen el juego”, explicó.

Según el portavoz, es crucial mantener la paciencia con aquellos que están «confundidos» y esforzarse por convencerlos con «la verdad», que según él, está del lado del gobierno. Este enfoque ignora el hecho de que las constantes crisis en Cuba son el resultado de una mala gestión gubernamental y políticas fallidas, como se ha visto con los Lineamientos del Partido, el proyecto del Puerto del Mariel y la reciente reforma económica.

López también criticó el consumo de información en internet por parte de los cubanos, sugiriendo que muchas de las noticias y opiniones que circulan no son veraces. “Los cubanos estamos expuestos a muchas horas de internet, donde no siempre encontramos la verdad”, señaló, insinuando que la única fuente confiable de información es la televisión estatal, que presenta una imagen idealizada de Cuba, alejada de la realidad de escasez y descontento que vive la población.