El descontento social en Cuba alcanzó un punto crítico este 17 de marzo, desencadenando una serie de protestas contra el régimen cubano por su incapacidad para manejar la profunda crisis económica, política y social que asfixia a la población. El epicentro de esta ola de manifestaciones fue Santiago de Cuba, donde la tarde del domingo, los habitantes del Reparto Veguita de Galo expresaron su frustración por la falta de servicios básicos como electricidad y alimentos.
En una clara muestra de desesperación, los santiagueros se congregaron en la intersección de la calle 9 de Veguita de Galo y la Avenida de Carretera del Morro, clamando por «corriente y comida». Bajo el sol y frente a un contingente de policías y agentes de civil, la multitud elevó su voz en demanda de cambios, entonando el lema «Patria y Vida».
El periodista Yosmany Mayeta Labrada fue uno de los primeros en reportar estas manifestaciones, destacando la determinación del pueblo de Santiago de Cuba por exigir soluciones a los constantes apagones y otras dificultades que enfrentan diariamente. «El pueblo ha tomado las calles de Santiago de Cuba y se ha lanzado para exigir el fin de los apagones y muchas otras problemáticas que están afectando a la población santiaguera», compartió Mayeta en Facebook.
Las protestas del 17M no tardaron en recordar a las históricas manifestaciones del 11 de julio de 2021, cuando miles de cubanos, inspirados por la canción «Patria y Vida», desafiaron al régimen en busca de libertad y dignidad. La respuesta del gobierno no se hizo esperar, desplegando policías, fuerzas especiales y militares en las calles, en un intento por sofocar el descontento popular.
Conforme avanzaba la tarde, las protestas se extendieron más allá de Santiago de Cuba, alcanzando otras localidades como Bayamo, donde el régimen intensificó su presencia militar. La situación se agravó con cortes de internet, una táctica ya conocida del gobierno para silenciar las voces disidentes y evitar la difusión de las protestas.
En medio de este clima de tensión, los cubanos en las calles clamaban por sus derechos básicos, enfrentándose a la represión y al miedo impuesto por el régimen. «Tenemos hambre, tenemos hambre», resonaba entre los manifestantes, un grito desesperado por una vida digna.
Las autoridades cubanas, lejos de ofrecer soluciones reales, recurrieron a su narrativa habitual, culpando al «bloqueo» estadounidense por las dificultades que enfrenta la isla. Sin embargo, la comunidad internacional, incluida la Embajada de Estados Unidos en Cuba, instó al gobierno cubano a respetar los derechos humanos y atender las demandas legítimas del pueblo.
A medida que caía la noche, las protestas continuaban, con reportes de represión en Bayamo y manifestaciones en Cárdenas, Matanzas. El pueblo cubano, armado con cacerolas y celulares, se mantenía firme en su lucha por la libertad, marcando el 17M como un día de resistencia y esperanza en la larga lucha por la democracia en Cuba.