Recientemente, un incidente durante la representación de la obra «Fátima y el Parque de la Fraternidad» en Sancti Spíritus ha desatado una ola de controversia mediática, malinterpretada por algunos como un acto de «violencia de género». El actor cubano Ray Cruz, protagonista de la pieza, interrumpió la función para señalar a una periodista que estaba grabando sin permiso, lo que desencadenó un amplio debate en las redes sociales sobre el respeto entre artistas y público, así como sobre las consecuencias de propagar mensajes de odio en línea.
En un comunicado emitido junto a Claudia Zaldívar, quien codirige la obra, se aclaró la naturaleza interactiva de la puesta en escena, donde la distinción entre actores y espectadores se diluye, involucrando al público de manera activa en la narrativa. La obra, original del dramaturgo Miguel Barnet, demanda un alto nivel de energía y concentración por parte de los intérpretes debido a su intensa carga emocional y física.
Cruz y Zaldívar han dedicado esfuerzos considerables para presentar esta obra en diversas provincias cubanas, anunciando su próxima actuación en el Callejón de las Tradiciones en Matanzas. Se destacó además que la periodista implicada en el incidente no fue la responsable del comentario que desató la polémica y que tanto ella como Cruz resolvieron el malentendido de manera privada. Sin embargo, la situación ha generado una reacción desproporcionada en las redes, poniendo de manifiesto la facilidad con la que se pueden distorsionar los hechos.
La comunidad en línea ha mostrado un fuerte apoyo a Ray Cruz, quien recientemente fue reconocido como Mejor Actor en el Festival Internacional de Monólogos Casa Tanicho en México por su papel en la obra. «Fátima y el Parque de la Fraternidad», que también fue adaptada al cine hace una década, ofrece una profunda reflexión sobre la sociedad cubana y sus desafíos.
Ray Cruz, con una destacada carrera en la televisión cubana, ha explorado el teatro de la mano de figuras como Tony Díaz y Mefisto Teatro, demostrando su versatilidad y compromiso con el arte. La adaptación teatral de este relato, considerado un referente en la literatura queer cubana, se suma a un repertorio de obras que abordan temáticas sociales como la prostitución y la discriminación.
La gira de la obra por ciudades como La Habana, Guantánamo, Cienfuegos y Matanzas ha permitido llevar este mensaje a un público más amplio, resaltando la importancia de espacios como El Mejunje de Ramón Silverio en la promoción de la diversidad cultural y artística. Aunque existen otras versiones de «Fátima y el Parque de la Fraternidad», la propuesta de Cruz y Zaldívar se distingue por su enfoque directo y sin concesiones, buscando reflejar la realidad cubana de manera auténtica y sin idealizaciones.