Carlos y Joelkis Díaz, un matrimonio cubano de 58 años, enfrentaron recientemente la confiscación de dos vacas que habían sido parte de su vida durante 25 años. Este incidente, llevado a cabo por Yisel Rodríguez, delegada de Agricultura en Boyeros, tuvo lugar el jueves 7 de marzo en el barrio de Las Cañas de dicho municipio. Carlos Díaz fue sorprendido mientras sus vacas pastaban cerca del Parque Lenin, una práctica común entre los vecinos debido a la falta de alimento, la ausencia de cercas en las tierras y el abandono de las áreas recreativas cercanas.
Además de la confiscación, Carlos Díaz recibió una multa de 20.000 pesos cubanos por el estado delgado de las vacas y por haberles retirado las presillas identificativas, una medida que tomó por temor a perderlas y enfrentar problemas mayores. A pesar de su intento de dialogar y buscar las presillas en su hogar, las autoridades no le permitieron ninguna acción. Al día siguiente del incidente, se celebró una comisión que decidió de manera definitiva confiscar los animales sin dar oportunidad a Díaz de defenderse o siquiera expresarse. Este proceso se llevó a cabo sin la intervención de la policía o el sistema judicial.
Yayna Díaz, hija del matrimonio y residente en Hialeah (Miami), expresó a CiberCuba su indignación por la injusticia cometida contra sus padres. Destacó que las vacas no solo representaban un sustento para sus padres, sino también una parte esencial de su rutina diaria. Según Yayna, la práctica de pastorear animales cerca del Parque Lenin es común en la zona debido a la escasez de recursos, y criticó la severidad de la medida tomada contra su padre, especialmente cuando otros en situaciones similares no fueron sancionados.
Yayna también cuestionó la justificación de la delegada de Agricultura para el decomiso, incluyendo la acusación infundada de que su padre había renunciado a la propiedad de las vacas mediante un documento que nunca se presentó. Este incidente subraya la arbitrariedad y la falta de transparencia en las acciones de las autoridades locales.
Este caso no es aislado en Cuba, donde la inseguridad jurídica y la corrupción son problemas endémicos que afectan no solo a la inversión extranjera, sino también al desarrollo del sector primario de la isla. La confiscación de las vacas de Carlos Díaz es un ejemplo más de cómo las políticas gubernamentales y la gestión estatal pueden impactar negativamente en la vida de los ciudadanos cubanos.
El deterioro del Parque Lenin, evidenciado por imágenes recientes que muestran su estado de abandono, contrasta con la severidad de las medidas tomadas contra individuos como Carlos Díaz, que buscan subsistir en un entorno cada vez más desafiante. Este caso refleja la complejidad de la vida en Cuba, donde la supervivencia diaria a menudo entra en conflicto con las regulaciones estatales.