Limay Blanco, conocido humorista cubano, ha expresado su desaliento y la posibilidad de poner fin a su proyecto de asistencia social en Cuba, tras enfrentar un nuevo episodio de críticas y ataques en su contra dentro de la isla. Blanco ha estado al frente de una iniciativa denominada «Cristo Cambia Vidas», a través de la cual ha buscado brindar apoyo y alivio a los cubanos más necesitados, aunque ha encontrado obstáculos para legalizar formalmente este ministerio ante las autoridades cubanas.
En una reciente declaración, Blanco compartió una experiencia que refleja la dualidad de su labor: por un lado, la satisfacción de ayudar a otros, y por otro, las acusaciones y malentendidos que surgen en torno a su trabajo. Relató cómo, tras recibir una donación de dos sacos de arroz, procedió a distribuirlos entre 15 personas necesitadas. Sin embargo, esta acción generó acusaciones no especificadas contra él, lo que ha sumado presión a su ya complicada labor.
«Oren por el ministerio Cristo Cambia Vidas, porque nos están atacando continuamente. Parece que ayudar ya no está bien visto», expresó Blanco, evidenciando su frustración ante la situación. A pesar de los desafíos, el humorista ha mantenido su deseo de convertirse en pastor y liderar una iglesia, fundamentando su misión en la creencia de que es más bendito dar que recibir. Hasta la fecha, su ministerio ha logrado entregar 35 casas a familias en condiciones de vulnerabilidad.
La iniciativa de Blanco ha captado la atención de muchos, lo que ha derivado en una serie de críticas y ataques tanto hacia su persona como hacia aquellos que colaboran en su proyecto. Esta no es la primera vez que Blanco contempla la posibilidad de cesar sus actividades filantrópicas. En 2022, enfrentó una situación particularmente estresante cuando fue acusado por la madre de Legna Angelina Verdecia Carbonell, una niña cubana con cáncer ocular, de apropiarse indebidamente de una parte de los fondos recaudados para su tratamiento en Italia, una campaña que él mismo había promovido.
Este incidente afectó profundamente a Blanco, llevándolo incluso a padecer problemas de salud debido al estrés emocional. A pesar de estos reveses, numerosos cubanos han instado a Blanco a continuar con su labor humanitaria, considerando su ministerio como un faro de esperanza para muchos en la isla. La situación actual pone de manifiesto los desafíos que enfrentan aquellos que buscan hacer el bien en un entorno a menudo hostil y desconfiado.