En medio de un tumulto político y económico en Cuba, Fernando Javier Albán, propietario de la Agroindustrial Media Luna en Ciego de Ávila, se encuentra bajo arresto en relación con el caso de corrupción que rodea al exministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil.
Según informes de El Nuevo Herald, Albán fue detenido y trasladado a La Habana poco antes de que se anunciara la destitución de Gil de su cargo ministerial. Las especulaciones sobre posibles vínculos entre ambos individuos han surgido de fuentes no reveladas, sugiriendo una relación entre sus casos por posibles beneficios mutuos.
Uno de los puntos clave que incriminan a Albán es la transformación de Media Luna en una empresa privada antes de 2021, cuando la legislación cubana comenzó a permitir tal práctica. Esta transformación, sospechosa para las autoridades, coincide con un período en el que se intensificaron las regulaciones sobre las empresas privadas en Cuba.
Inicialmente, Media Luna se presentó como un «proyecto de desarrollo local», una iniciativa que requería la aprobación de las autoridades municipales y que implicaba colaboración entre el sector privado y el estatal. Sin embargo, la investigación sobre esta empresa fue interrumpida en el pasado, pero las autoridades han retomado el caso, evidenciando su determinación para esclarecer cualquier irregularidad.
El cierre repentino de Media Luna, incluyendo sus instalaciones de producción y tienda, refuerza las sospechas en torno a las actividades del empresario. A pesar de las supuestas contribuciones millonarias al gobierno local y los reconocimientos obtenidos, el escrutinio del régimen se ha intensificado.
El caso de Alejandro Gil, cuya destitución se anunció el 7 de marzo, se suma a la turbulencia política en Cuba. Aunque el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez mencionó «graves errores» en las funciones de Gil, se han proporcionado pocos detalles al respecto, generando especulaciones sobre la verdadera naturaleza de su caída y su relación con otros eventos políticos en la isla.
El arresto de Albán y la destitución de Gil subrayan los desafíos económicos y políticos que enfrenta Cuba, especialmente en medio de un período de transición y tensiones internas en el Partido Comunista. A pesar de los esfuerzos de los sucesivos ministros de Economía y Planificación, la isla sigue luchando por alcanzar niveles económicos comparables a los registrados antes de 1959.