El tatuador cubano Anyelo Ametller ha causado revuelo en las redes sociales al revelar su firme postura de no tatuar símbolos comunistas, incluso cuando se le ofrecen grandes sumas de dinero. En una entrevista reciente, explicó que esta decisión está arraigada en una convicción moral que él considera fundamental.
Residente en España, Ametller expresó su disposición a borrar tatuajes con símbolos comunistas de cualquier persona que, en algún momento de su vida, haya cambiado de opinión respecto a esa ideología. En sus propias palabras, estaría encantado de hacerlo «con muchísimo gusto» y de forma gratuita.
Para el tatuador, el «lado correcto de la vida» se opone diametralmente al comunismo y al socialismo, sistemas que, según él, conducen a la empobrecimiento. Su perspectiva está fuertemente influenciada por su experiencia personal, al haber huido de un país comunista en busca de libertad.
Ametller se hizo viral después de que se difundiera un video en el que se le escucha negarse a tatuar el rostro del Che Guevara u otros símbolos vinculados al comunismo. En el video, reitera su postura, incluso cuando se le ofrecen grandes sumas de dinero, argumentando que se trata de una cuestión moral innegociable.
Esta actitud ha generado una amplia gama de reacciones en las redes sociales. Mientras algunos lo aplauden como un ejemplo de integridad moral, otros plantean preocupaciones sobre cómo esta postura podría afectar su actividad profesional y comercial como tatuador.
La convicción de Ametller destaca el poder que puede tener una decisión ética en el ejercicio de una profesión, independientemente de las implicaciones financieras. Su historia plantea interrogantes sobre los límites entre la ética personal y la práctica profesional en un mundo cada vez más diverso y complejo.