Este tenebroso árbol que crece en las orillas de los ríos y cosas de Cuba puede causar la muerte con su sombra

Redacción

En las orillas de los ríos y costas de Cuba se alza un árbol envuelto en misterio y temor, conocido por su capacidad letal de arrebatar vidas con solo buscar refugio bajo su sombra durante una tormenta. Rodeado de leyendas urbanas, este árbol ha sido objeto de historias que lo vinculan con el mismísimo diablo y sus demonios, que supuestamente lo eligen como su asiento nocturno.

Este árbol, cuya fama se extiende a lo largo de los siglos, fue incluso utilizado por los indígenas para impregnar sus flechas con su venenosa savia. Se cuenta que Juan Ponce de León, el primer gobernador de Puerto Rico, encontró su fin por una flecha envenenada con esta sustancia durante su intento de conquista en Florida en 1521.

La primera mención documentada de este árbol en Cuba data de 1559, cuando Calixto Calderón solicitó terrenos cerca de un «árbol cuya leche mata a la gente», según registros del Cabildo de La Habana. Este árbol, que crece majestuosamente en paisajes paradisíacos, se convirtió en el centro de una trágica historia cuando Calixto, desoyendo las advertencias, decidió treparlo para demostrar que los miedos eran infundados, solo para ser encontrado muerto bajo su sombra poco después.

Tres siglos más tarde, la Sociedad Patriótica de La Habana encargó al cura de Yaguaramas desentrañar el misterio de este árbol mortal. El clérigo, también botánico, identificó al culpable como el manzanillo (Hippomane mancinella), cuyos frutos, similares a manzanas, esconden un peligro mortal. Las historias de aquellos que perecieron por consumir su fruto o la miel de su tronco son testimonio de su letalidad.

Aunque las muertes atribuidas a este árbol han disminuido con el tiempo, aún se recuerdan casos recientes, como el de cuatro viajeros que fallecieron al descansar bajo su sombra cerca del río Almendares. La savia del manzanillo, incluso diluida por la lluvia, puede provocar graves irritaciones cutáneas.

El manzanillo, con su frondosa copa que puede alcanzar hasta 20 metros de altura, no solo es peligroso por su savia, que puede corroer tejidos y causar ceguera, sino también por el aroma de sus frutos, capaces de matar a cualquier mamífero. Aunque el contacto con la piel no es fatal, la verdadera amenaza radica en su fruta, cuyo consumo puede llevar a una deshidratación mortal.

A pesar de los riesgos, el manzanillo sigue creciendo en Cuba, recordándonos la necesidad de respetar y temer a este árbol cuya reputación se ha forjado a lo largo de los años. Quemarlo también es peligroso, ya que el humo puede causar ceguera temporal y problemas respiratorios graves. Aunque el contacto con la piel es desagradable, no es letal; el verdadero peligro reside en su engañosamente apetecible fruta, cuyo consumo puede ser fatal.