Con una funeraria vacía y unos pocos en el cementerio, así fue la solitaria despedida de Juana Bacallao

Redacción

Las ceremonias de despedida de la emblemática figura de la cultura cubana, Juana Bacallao, quien nos dejó el pasado 24 de febrero en La Habana, han sido retratadas en diversas imágenes que reflejan la sorprendente soledad y el olvido en el que se encontraba la famosa “show woman” de la isla.

Fotografías difundidas por usuarios en redes sociales y por el medio Cubanos por el Mundo muestran la sala de velación prácticamente desolada, y en el momento del cortejo fúnebre, apenas un pequeño grupo de personas seguía el vehículo hasta su última morada en el Cementerio de Colón.

Un usuario de Facebook, Adalberto Rodríguez Palenzuela, expresó su sentir ante estas imágenes, señalando que, aunque no era un seguidor acérrimo de Juana Bacallao, consideraba que la artista merecía un homenaje más acorde a su legado y contribución a la cultura cubana.

“Al final, Juana fue una persona que creó un personaje que acabó por convertirse en una parte inseparable de ella misma, y que con su humor y singularidad, brindó alegría y risas a toda Cuba. Juana la Cubana, la Diva, indudablemente merecía un reconocimiento mayor, tanto por parte del pueblo cubano como de sus instituciones culturales”, reflexionó Rodríguez Palenzuela.

En el acto fúnebre, se contó con la presencia del Ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, y se destacó que la única ofrenda floral presente junto al ataúd llevaba su nombre.

La cobertura de la Televisión Cubana sobre el evento fue breve, mencionando que “al sepelio asistieron el Ministro de Cultura Alpidio Alonso, familiares de la artista, amigos y creadores”, sin ofrecer mayores detalles sobre la ceremonia.

De acuerdo con el sitio web Diario de Cuba, el lugar de descanso final de la cantante, situado en el “Panteón de la Cultura” del Cementerio de Colón, se encuentra al lado de las tumbas de los músicos Adalberto Álvarez y José Luis Cortés.

El reporte añade que el espacio reservado para Juana Bacallao es notablemente sencillo, sin ninguna placa conmemorativa o inscripción que honre su memoria, lo que añade a la sensación de austeridad y olvido en torno a la despedida de una de las figuras más queridas y recordadas de la escena artística cubana.