La verdadera historia detrás de la famosa atracción del Zoológico de 26 en La Habana, el encantador trencito que ha deleitado a generaciones de visitantes, ha salido a la luz después de permanecer envuelta en el misterio durante décadas. Contrario a la creencia popular que atribuía su origen a Fulgencio Batista, recientes hallazgos han revelado su legítima procedencia.
El descubrimiento fue obra de Raúl Campos Talavera, licenciado en Biología e historiador del Zoológico de La Habana, quien tras una extensa búsqueda de más de cuarenta años, encontró documentos olvidados que despejaron las dudas sobre el origen del trencito. Estos papeles, encontrados en un rincón del Departamento de Economía, confirmaban la compra del tren en 1959, directamente por el zoológico, bajo la dirección del Dr. Abelardo Moreno Bonilla, su fundador.
Junto a los documentos de propiedad, Talavera halló fotografías antiguas y recortes de periódicos que narraban la llegada del trencito al zoológico y la fascinación que despertó entre los primeros pasajeros. Estos hallazgos desmienten las historias que vinculaban al tren con Batista y su finca Kuquine, y que sugerían que el tren había sido trasladado al zoológico en 1961 por el capitán Antonio Núñez Jiménez.
El trencito, compuesto por una locomotora de tamaño reducido fabricada en Estados Unidos y cuatro vagones, ha sido una de las atracciones más queridas del Zoológico de 26. Su recorrido, que pasa por la exposición de lobos provocando sus aullidos, ha sido motivo de emoción y curiosidad para los visitantes, muchos de los cuales se sentían atraídos por el mito que rodeaba su origen.
A pesar de los desafíos para mantenerlo en funcionamiento, debido a la falta de piezas de repuesto y la necesidad de adaptaciones constantes, el trencito sigue siendo un imán para los visitantes. Las reparaciones y sustituciones de rieles y traviesas se han realizado con ingenio y esfuerzo, asegurando que el tren continúe su marcha y siga siendo una de las principales atracciones del zoológico.
La revelación de la verdadera historia del trencito no solo aclara su origen, sino que también enriquece el patrimonio cultural del Zoológico de 26. Ahora, cuando los visitantes disfrutan de un paseo en el tren, no solo experimentan la alegría de un viaje encantador, sino que también se conectan con un pedazo auténtico de la historia cubana.