En el mundo de la política, los bastidores suelen ocultar historias fascinantes que rara vez llegan a la luz pública. En una reciente entrevista publicada en el canal de YouTube El mundo de Darwin, Ernesto Almeida, exmecánico de la cúpula castrista, compartió detalles inéditos sobre su experiencia laboral en los talleres donde se reparaban los vehículos de las figuras más prominentes del régimen castrista.
Almeida, quien tuvo acceso directo a la intimidad operativa de estos espacios reservados, relata que gracias a su habilidad como chapista y un historial familiar sin tachaduras le abrieron las puertas a este sector altamente confidencial. La selección y el entrenamiento para estos puestos estaban fuertemente influenciados por la lealtad política y la supervisión del Ministerio del Interior (Minint).
Una Intimidad Resguardada: Revelaciones desde el Taller No. 3
El mecánico estuvo asignado al taller No. 3, dedicado a los autos particulares de altos militares, destacando la existencia de otros talleres, como el taller uno, reservado para los vehículos de Fidel Castro. La seguridad y discreción eran máximas, con la casa de Raúl Castro ubicada estratégicamente frente al taller No. 3.
Dentro de este microcosmos, los accidentes vehiculares de militares eran manejados con una urgencia y secreto extremos para evitar cualquier tipo de represalia. En ese sentido, recordó que “el hijo de un Coronel chocó el carro y el lunes ese carro no podía estar accidentado… eso tenía que estar en el mínimo silencio y se trabajaba muy rápido”.
Ingenio en Tiempos de Escasez: Reutilización de Piezas Decomisadas
Ernesto también revela cómo se recurría a piezas de vehículos decomisados para mantener en funcionamiento los autos de la élite, un reflejo de la escasez de recursos y la necesidad de improvisación que caracterizaba al régimen. “Los taxis decomisados iban para el garaje y nosotros empezábamos a quitarle las piezas para ponérselas a los carros de la técnica del Ministerio del Interior”, explicó.
A pesar de recibir una compensación económica superior al salario promedio en Cuba, el hombre confesó a Darwin Santana que en el contexto del Período Especial y la prohibición del dólar en los años 1990 limitaban el valor real de estos ingresos. “Podíamos sacar en la quincena fácilmente entre 1500 a 3000 pesos… en aquel tiempo cuando el dólar estaba prohibido”.
Un Vistazo a la Vida en los Entornos de Poder
Su testimonio ofrece una ventana única a la gestión de recursos, la cultura laboral y las dinámicas de poder dentro del entorno cercano a Fidel y Raúl Castro, proporcionando una perspectiva interna sobre la vida cotidiana bajo el gobierno castrista.
La vida dentro de estos talleres estaba marcada por una mezcla de privilegio y restricciones, donde incluso los detalles más mundanos, como la cultura laboral y las prácticas cotidianas, estaban imbuidos de un significado político y social más amplio.
Desvelando los Matices del Poder: Reflexiones Finales
A través de sus anécdotas y observaciones, Ernesto ofrece un relato vívido de la vida bajo el manto de los Castro, donde la línea entre lo personal y lo político se desdibuja constantemente. Sus revelaciones sobre la compensación económica, el uso de piezas decomisadas y las observaciones sobre figuras como Raúl Castro iluminan los contrastes y contradicciones de la vida dentro de los círculos de poder en Cuba.