Pablo Escobar, el infame narcotraficante colombiano, albergó durante mucho tiempo el ambicioso deseo de adquirir un submarino personal para el transporte clandestino de su mercancía. A pesar de su vasto imperio y poder, que incluía una lujosa finca con hipopótamos y una prisión construida a su medida, el sueño del submarino permaneció inalcanzable.
Rodeado de leyendas y relatos no confirmados, se dice que Escobar buscó la colaboración de Fidel Castro para facilitar la adquisición de un submarino soviético. Esta historia, aunque nunca verificada oficialmente, sugiere una conexión entre el cartel de Medellín y el gobierno cubano, insinuando un posible canal para el tráfico de cocaína desde Colombia hacia Estados Unidos a través de Cuba.
John Jairo Velásquez Vásquez, conocido como «Popeye» y exsicario de Escobar, contribuyó a la narrativa al afirmar que había entregado personalmente una carta de Escobar a Gabriel García Márquez, con la intención de que el laureado escritor intercediera ante los Castro. Según Popeye, el objetivo era convencer a la Unión Soviética de proporcionar un submarino para facilitar una operación de narcotráfico a gran escala hacia Estados Unidos, utilizando a Cuba como puente. Sin embargo, este audaz plan nunca se materializó.
La fascinación de Escobar por un submarino personal y su potencial para el narcotráfico ha sido tema de especulación y análisis en diversos medios. La idea de un submarino que permitiera el transporte seguro y no detectado de drogas representaba una ventaja estratégica significativa para el cartel de Medellín.
La historia de Escobar y su anhelado submarino se entrelaza con la de otros narcosubmarinos descubiertos en años posteriores, como el interceptado en Galicia en 2019, cargado con tres toneladas de cocaína. Estos hallazgos resaltan la continua innovación en los métodos de tráfico de drogas y la persistente influencia del legado de Escobar en el mundo del narcotráfico.
La muerte de Escobar en 1993 puso fin a sus ambiciones y dejó su deseo de un submarino como una de las muchas leyendas que rodean su vida. A pesar de su ausencia, la figura de Escobar continúa capturando la imaginación del público, simbolizando la audacia y la osadía en la búsqueda de poder y riqueza en el oscuro mundo del narcotráfico.