Un residente de Bauta, en la provincia de Artemisa, ha lanzado un llamado de auxilio tras enfrentar una situación insostenible en su hogar desde 2021: una plaga de murciélagos que ha tomado uno de los cuartos de su residencia. Yaslién Michel Alvarez Risquet ha intentado sin éxito obtener ayuda de las autoridades sanitarias para abordar este problema que pone en riesgo la salud de su familia, incluida una niña de 3 años con alergias, que está expuesta a la posible infestación de estos animales.
A pesar de sus esfuerzos por sellar su hogar contra estos intrusos alados, cerrando con tablas la ventana exterior de la habitación afectada, los murciélagos, conocidos portadores de enfermedades como la rabia, continúan encontrando formas de entrar y salir. La situación ha llegado a tal punto que Alvarez Risquet ha tenido que cerrar con llave la habitación para evitar cualquier contacto con los murciélagos.
La lucha de Alvarez Risquet por encontrar una solución ha sido larga y frustrante. Ha notificado repetidamente a Salud Pública y ha buscado la intervención de varias entidades gubernamentales, incluida la Fiscalía y el Consejo de Ministros, pero sus solicitudes han caído en oídos sordos. La documentación y las pruebas visuales que ha recopilado, incluidos videos y fotografías, testimonian la gravedad de su situación y su lucha por ser escuchado.
Este no es un caso aislado en Artemisa. Hace cinco años, otra familia con niños pequeños enfrentó un peligro similar debido a una colonia de murciélagos en una estructura adyacente a su hogar. Los niños desarrollaron reacciones alérgicas y asma, exacerbadas por los desechos de los murciélagos. A pesar de los repetidos intentos de la familia por buscar ayuda, se encontraron con una respuesta burocrática insuficiente.
Estos incidentes resaltan una preocupante falta de acción por parte de las autoridades cubanas ante problemas de salud pública que afectan directamente a sus ciudadanos. La incapacidad para abordar eficazmente estas situaciones no solo pone en riesgo la salud de las personas afectadas, sino que también subraya la necesidad de un sistema de respuesta más eficiente y empático a las preocupaciones de la comunidad. La historia de Alvarez Risquet es un recordatorio de la lucha de muchos cubanos por vivir en un entorno seguro y saludable, y de la urgente necesidad de que las autoridades tomen medidas concretas para proteger el bienestar de sus ciudadanos.