La reciente sacudida en la estructura de poder de Cuba, conocida como “movimiento de cuadros”, ha resonado en las palabras de Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP). Lazo invocó las palabras del ex mandatario Raúl Castro para dar contexto a las destituciones de altos funcionarios en la administración de Miguel Díaz-Canel, su sucesor designado.
Durante una videoconferencia con miembros de las asambleas municipales, Lazo lamentó la falta de discusión sobre asuntos críticos para la nación dentro de estas asambleas, tal como reportó el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana. Curiosamente, omitió mencionar que la propia ANPP había suspendido previamente estas reuniones por escasez de combustible, pero sí recordó el llamado de Castro a los dirigentes agotados para que dejasen sus cargos.
Lazo citó específicamente a Castro, quien en su discurso por el 65 aniversario de la revolución enfatizó la importancia de la preparación y la responsabilidad de los “cuadros” del régimen. “El cuadro que no se prepare y no tenga conocimiento para hacer las tareas, mejor que deje el cargo”, fueron las palabras que Lazo destacó, subrayando la necesidad de auto-preparación y unidad como elementos clave en estos tiempos.
Este enfoque en la renovación de liderazgo ha generado escepticismo entre la población, que ve estas acciones no como una solución a la crisis sistémica que enfrenta el país, sino como una maniobra para desviar la atención de la incompetencia gubernamental para implementar cambios significativos en la isla.
La destitución de figuras como Alejandro Gil Fernández y Manuel Sobrino Martínez, y su reemplazo por otros “cuadros” de la “continuidad”, no ha logrado convencer a los cubanos de que se avecinan mejoras en su situación. La ineptitud parece haberse extendido por todo el régimen, desde Díaz-Canel hasta figuras como Gerardo Hernández Nordelo, coordinador nacional de los CDR.
Las figuras decorativas y las sombras que ejercen el verdadero poder detrás del régimen parecen navegar sin rumbo, incapaces de ofrecer soluciones reales a los problemas que enfrenta la nación. La estrategia de “movimiento de cuadros” del régimen, lejos de ser una señal de renovación, parece ser más bien un indicativo de la persistencia en políticas fallidas y de la falta de voluntad para abordar los desafíos fundamentales de Cuba.