Carlos Moctesuma, “ÑICO RUTINA” y la historia desconocida de este popular actor cubano como agente secreto del G2

Redacción

Carlos Gargallo Arcanté, más conocido en el mundo del espectáculo como Carlos Moctezuma, dejó una huella imborrable en la cultura cubana con su icónico personaje Ñico Rutina en el programa humorístico “San Nicolás del Peladero”. Nacido el 21 de noviembre de 1933 en La Habana, Moctezuma se convirtió en el rostro del cubano astuto y encantador, siempre listo para halagar a los poderosos de la época, representados en la comedia por un senador corrupto, papel desempeñado por otro destacado actor de aquellos tiempos.

La célebre frase “la ceniza, Senador”, pronunciada con un ingenio característico mientras extendía su mano hacia el cigarro del político, se transformó en un símbolo del humor cubano, capturando la esencia de dos figuras emblemáticas de la ficticia “San Nicolás del Peladero”. Moctezuma, con su interpretación de Ñico Rutina desde 1955, logró arrancar sonrisas a lo largo y ancho de la isla, encarnando a un pícaro que, a pesar de sus travesuras, nunca recurría a la vulgaridad o a palabras ofensivas.

Aunque era un secreto a voces, pocos sabían que Moctezuma había sido un agente infiltrado de la Seguridad del Estado en los grupos anticastristas desde los inicios de la revolución. Su vida corrió peligro en 1962 cuando fue descubierto por activistas clandestinos en La Habana, quienes planearon asesinarlo. Sin embargo, en el último momento, el encargado de ejecutar el plan se retractó.

Felipe Hernández Payarés, conocido como Felipito, fue quien decidió perdonarle la vida a Moctezuma. Irónicamente, Felipito fue posteriormente arrestado y condenado a 30 años de prisión debido a la delación de Moctezuma.

Moctezuma también brilló en el cine, participando en obras maestras como “La muerte de un burócrata” (1966) y “Los sobrevivientes” (1978), ambas dirigidas por Tomás Gutiérrez Alea. En “Los sobrevivientes”, Moctezuma interpretó a un astuto negociante, acuñando la frase “Caballeros, hay que cogerle la vuelta al sistema”, que se ha mantenido en el imaginario popular cubano.

Además de su trabajo en televisión y cine, Moctezuma fue una figura destacada en la radio, participando en el programa humorístico “Alegrías de sobremesa”. Uno de sus últimos roles en el teatro fue en “Lola a la pelota”, presentado en el Teatro Karl Marx.

La vida de Carlos Moctezuma llegó a su fin en mayo de 1983 en La Habana, a la temprana edad de 49 años, dejando tras de sí un legado artístico que continúa siendo celebrado por su capacidad de capturar con humor y astucia la esencia del espíritu cubano.