El Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, Mario Alberto Urquía Carreño, ha sido destituido de su posición tras un escándalo relacionado con el robo de 19,000 dólares de su oficina el 5 de enero, según informes de Cubanet. La decisión de expulsarlo fue tomada por el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba, que emitió un documento oficializando la medida.
El decreto, firmado por el Soberano Gran Comendador José Ramón Viñas Alonso, señala que la expulsión se debe a “graves conductas” de Urquía Carreño, que evidencian una traición a los principios fundamentales de la masonería cubana. La Gran Logia de Cuba y el Supremo Consejo, que se ocupan respectivamente de los grados simbólicos y filosóficos de la masonería, están vinculados por un tratado que obliga a ambas partes a acatar las sanciones emitidas por la otra.
El documento del Consejo acusa a Urquía Carreño de atacar al Supremo Consejo y de mentir sobre los hechos relacionados con el robo. En respuesta, Urquía Carreño ha solicitado que el Soberano Gran Comendador sea juzgado por la Corte Suprema de Justicia Masónica de la Gran Logia de Cuba, lo que ha generado un cisma sin precedentes en la masonería cubana.
El informe sugiere que Urquía Carreño podría estar actuando en interés de la Seguridad del Estado, buscando la expulsión de José Ramón Viñas, quien apoyó las protestas del 11 de julio de 2021. La situación será abordada en la próxima sesión de la Alta Cámara de la Gran Logia en marzo, donde se decidirá el futuro de Urquía Carreño.
Varias logias en el país han pedido la destitución del Gran Maestro. En un comunicado emitido a mediados de enero, Urquía Carreño negó la intención de renunciar y expresó su descontento con el manejo del incidente del robo, comprometiéndose a reponer el dinero robado. Sin embargo, se mostró reacio a denunciar el robo a la policía, argumentando que hacerlo público desacreditaría a la institución. La situación ha generado controversia y debate dentro de la comunidad masónica en Cuba.