La historia no contada detrás de Tony Montana, el mafioso cubano que marcó una época en Miami y que inmortalizó el filme Scarface

Redacción

La figura del icónico Scarface, inmortalizada por Al Pacino en el cine, es aún más sombría y compleja en la realidad que en la ficción. La historia real detrás de este personaje se entrelaza con la vida de Alphonse Gabriel Capone, un mafioso de ascendencia italiana, distanciándose así de la representación del refugiado cubano Tony Montana. Este giro en la narrativa ha contribuido a una percepción errónea de los cubanos que llegaron a Estados Unidos durante el éxodo del Mariel, un momento en el que 200.000 personas abandonaron la isla en un lapso de seis meses.

En un intento por desvincularse de su pasado como la “capital del asesinato” en 1981, Miami se vio envuelta en una lucha por cambiar su imagen, una batalla que, desafortunadamente, dejó a muchos cubanos recién llegados cargando con un estigma injusto.

La realidad del hampa en Miami revela figuras como Carlene Quesada, cuyo parecido físico con Roberto Loggia, quien interpretó a Frank Frank en “Scarface”, es notable. Esta similitud llevó a los productores a considerar a Quesada como consultor para la película. Juan Cid, un exmafioso, reveló que muchos criminales de Miami se veían reflejados en Tony Montana, sugiriendo incluso que Mario Tabraue podría haber sido una fuente de inspiración para el personaje, dada la similitud en sus iniciales.

El Mutiny Club, retratado en la película como un epicentro de lujo y excesos, reflejaba la realidad de la vida nocturna de Miami en los años 80, un lugar donde el derroche, el sexo y el dinero eran moneda corriente, mientras que la ciudad lidiaba con una creciente ola de violencia relacionada con el narcotráfico.

José “Coca-Cola” Yero, un refugiado cubano del Mariel, es otro personaje cuya vida guarda paralelismos con la de Tony Montana. Su rápido ascenso en el mundo del narcotráfico y su ostentosa caída en 1985 son testimonio de la turbulenta época. Sal Magluta, otro nombre prominente, lideró uno de los mayores sindicatos de cocaína en la Costa Este, manejando una operación de 2 mil millones de dólares hasta su captura en 1991.

Curiosamente, la producción de “Scarface” fue expulsada de Miami por la comunidad de exiliados cubanos, lo que llevó a que la película se rodara en el sur de California. Al Israel, quien interpretó al narcotraficante y asesino colombiano Héctor el Sapo en la película, añadió otra capa de autenticidad al retrato del mundo criminal de la época.

Hoy en día, el Mutiny Club sigue en funcionamiento como hotel, promocionándose como un lugar de esparcimiento para la élite y un segundo hogar para celebridades y miembros del jet-set, manteniendo vivo el espíritu de una era marcada por el exceso y la controversia.