El régimen cubano congregó a los únicos cuatro “históricos” que aún quedan con vida: Ramiro Valdés Menéndez, Raúl Castro Ruz, José Ramón Machado Ventura y Guillermo García Frías, sumando entre ellos 371 años de historia, durante el acto político en vísperas de la Marcha de las Antorchas para conmemorar el 171 aniversario del nacimiento de José Martí.
Este evento no pasó desapercibido en las redes sociales, donde numerosos usuarios destacaron la avanzada edad de estos líderes como representación de un sistema que, a su juicio, se ha quedado rezagado en el tiempo. Las críticas apuntaron a la percepción de un régimen que se aferra a sus figuras históricas, sin dar paso a nuevas generaciones.
El periodista Mario J. Pentón describió la escena como un intento del gobierno cubano por revivir figuras del pasado para reafirmar su apoyo a la actual dirección del país, encabezada por Miguel Díaz-Canel, quien llamó la atención por su elección de vestimenta, una kufiya, en señal de solidaridad con Palestina y en oposición a Israel y Estados Unidos.
Otros comentaristas, como el activista Magdiel Castro, hicieron hincapié en la aparente desconexión de algunos de los presentes, particularmente de Guillermo García Frías, cuya expresión parecía reflejar confusión, lo que algunos interpretaron como un signo de deterioro físico.
Las redes sociales se inundaron de comentarios que ironizaban sobre la presencia de estos líderes, a quienes se les denominó desde “los cuatro jinetes del Apocalipsis” hasta “dinosaurios”, sugiriendo que su presencia simboliza la resistencia del régimen a evolucionar.
La indumentaria de Díaz-Canel, en particular, fue objeto de burlas y análisis, con algunos usuarios destacando su “outfit” como un elemento discordante en el acto.
A pesar de las críticas, la Marcha de las Antorchas procedió con la participación de miles de jóvenes, liderados por Díaz-Canel y el menor de los Castro, partiendo de la Universidad de La Habana hacia la Fragua Martiana, en un recorrido lleno de simbolismo y tradición.
El día estuvo marcado por diversos tributos a José Martí en todo el país, incluyendo marchas infantiles en distintas localidades, en un esfuerzo por honrar la memoria del héroe nacional y mantener viva su ideología en las nuevas generaciones.