En el corazón de La Habana, una historia de tráfico ilegal de combustible ha salido a la luz, revelando un oscuro Servicentro clandestino que operaba en la calle San Francisco entre Máximo Gómez y Corral Falso, en Guanabacoa. Las imágenes compartidas en redes sociales muestran el dramático decomiso llevado a cabo por la policía local, desentrañando una red delictiva que ha dejado a la comunidad atónita.
Ángel, un residente local, fue detenido por mantener un Servicentro “particular” en su propia casa. La denuncia, compartida por perfiles defensores del régimen, relata el momento en que la policía interviene mientras Ángel cargaba combustible para su posterior reventa. Un Servicentro clandestino que operaba a plena luz del día, desafiando las normas y regulaciones.
Las autoridades, a través del vocero del gobierno cubano, confirmaron que Ángel se dedicaba a acaparar combustible, pero la atención se centra en la posibilidad de que existan más personas involucradas en esta cadena de corrupción. La falta de análisis exhaustivo deja un velo de incertidumbre sobre la magnitud real de este problema en la comunidad.
Las redes sociales estallaron con comentarios de vecinos que compartieron su sorpresa ante la revelación de este Servicentro clandestino. “Pensó que podía seguir lucrando con la necesidad del pueblo, pero le cayó la policía”, advierten los comentarios de quienes presenciaron la intervención policial. Las imágenes del decomiso muestran la cantidad significativa de combustible y envases plásticos utilizados para su almacenamiento, revelando la envergadura de esta operación ilícita.
El periodista Lázaro Manuel Alonso, representante del oficialismo, insta a seguir la cadena de corrupción, sugiriendo que la detención de Ángel es solo la punta del iceberg. “Importante tirar de la soga para llegar a quienes, dentro de los comercios de combustible, le facilitaban la compra a este ciudadano”, expresó Alonso. Un llamado a investigar a fondo y desmantelar cualquier red que haya colaborado en este comercio ilegal.
Esta historia arroja luz sobre un problema más amplio en la sociedad cubana, donde la escasez de combustible y las largas colas en los Servicentros han llevado a algunos individuos a buscar soluciones fuera de los cauces legales.