La historia de Camilo, conocido como “el ángel de la carretera” en Camagüey, Cuba, es un relato conmovedor de pérdida, sacrificio y humanidad. José M. Aguilar Hung compartió en Facebook la vida de este hombre que, tras perder a su hija en un trágico accidente de tránsito en el kilómetro 525 de la Carretera Central, decidió abandonar su hogar y dedicar su vida a ayudar a otros viajeros en memoria de su hija.
Camilo, quien alguna vez tuvo una familia y una carrera académica, ahora vive a la intemperie, acompañado solo por su fiel perrita. Se ha convertido en una figura legendaria entre los conductores y locales, ofreciendo asistencia a quienes transitan por la zona, en un esfuerzo por prevenir otros accidentes como el que le arrebató a su hija.
A pesar de su noble labor, las autoridades locales no han tomado medidas para mejorar su situación. Sin embargo, la comunidad, conmovida por su historia, ha iniciado un llamado a la colaboración para construirle un refugio que lo proteja de las inclemencias del tiempo.
La situación de Camilo resalta la problemática de las personas sin hogar en Cuba, donde el gobierno atribuye esta condición a problemas de alcoholismo o enfermedades mentales, sin abordar la pobreza como una causa subyacente. Sin embargo, Camilo no encaja en estas categorías; su elección de vivir en el lugar del accidente es un acto de amor y un compromiso con la seguridad de los demás.
Su historia ha resonado en la comunidad, inspirando a otros a ofrecer su apoyo y reconocimiento a su labor desinteresada. Camilo representa un ejemplo de cómo el espíritu humano puede encontrar propósito y significado incluso en las circunstancias más dolorosas.