Desmenuzando el hotel desde el Habana Hilton hasta el Habana Libre…

Redacción

El Hotel Habana Libre, una joya en el corazón de La Habana, en el área del Vedado, es un testimonio viviente de la rica historia y transformación de Cuba. Originalmente inaugurado como el Hotel Habana Hilton, este emblemático edificio se erigía con una elegancia sin par, siendo uno de los rascacielos más imponentes de la región en aquel entonces.

La revolución cubana marcó un punto de inflexión para el hotel, cuando las discrepancias entre el propietario, el Sr. Hilton, y las nuevas autoridades revolucionarias culminaron en la expropiación del inmueble a mediados de 1960. Desde entonces, adoptó el nombre de Habana Libre, convirtiéndose en un símbolo de la nueva era para Cuba.

A pesar de los cambios políticos y administrativos, el Habana Libre ha conservado su esplendor y sigue siendo un punto de referencia turístico en el Vedado, ahora bajo la gestión de una compañía española. Su arquitectura es considerada una obra maestra, atrayendo a visitantes de todo el mundo por su servicio excepcional y sus variadas ofertas.

El diálogo entre Cuba y Estados Unidos durante la administración de Obama en 2014-2015, que buscó una “tregua” en las largas tensiones, incluyó discusiones sobre compensaciones por propiedades expropiadas, como el caso del antiguo Hotel Habana Hilton. Aunque la propiedad ha cambiado de manos, su belleza arquitectónica y su importancia histórica permanecen indiscutibles.

El origen del hotel se remonta a 1953, cuando se adquirió el terreno para su construcción en la famosa intersección de 23 y L, con una inversión inicial de 10 millones de pesos cubanos provenientes de la caja de pensiones de trabajadores gastronómicos. Con el tiempo, el proyecto se expandió, y la inversión creció a 21 millones de pesos, culminando en 1958 tras 24 meses de construcción.

El Sr. Hilton, con un pasado marcado por su servicio en la Primera Guerra Mundial y su éxito en el negocio hotelero iniciado con el Hotel Dallas Hilton en 1925, vio en Cuba un terreno fértil para la expansión. Su red de contactos y el ambiente de opulencia de la época facilitaron la realización de este ambicioso proyecto.

El resultado fue un hotel de 21 pisos con más de 600 habitaciones, que incluía un mirador de cristal y otras instalaciones de lujo, convirtiéndolo en uno de los destinos turísticos más prestigiosos de La Habana. A lo largo de los años, ha hospedado a figuras como Salvador Allende, Cantinflas y Sara Montiel, y ha ofrecido servicios de alta gama como un casino, una piscina con elevador para eventos, restaurantes de primera, tiendas, y servicios de belleza, todo adornado con arte, orfebrería y cristalería de Murano.

En 1994, el hotel experimentó una serie de renovaciones que incluyeron la restauración de habitaciones y balcones, así como la incorporación de obras de arte como el mural de Amelia Peláez y la creación de Rita Longa, enriqueciendo aún más su legado. Al igual que el Hotel Nacional, el Habana Libre ha sido escenario de visitas de numerosas personalidades internacionales, consolidando su lugar en la historia y la cultura de Cuba.