En una reciente declaración, el régimen cubano ha dado a conocer un cambio significativo en su política económica, anunciando un incremento en los impuestos para la importación de tabacos, cigarros, rones y otras bebidas alcohólicas.
Esta medida, detallada en la Gaceta Oficial de Cuba No 8 de 2024, se ha materializado a través de una Resolución conjunta de los Ministros de Finanzas y Precios, y de Comercio Exterior e Inversión Extranjera. Este documento establece un aumento del 30% en las tarifas arancelarias aplicables a la importación de estos productos.
La resolución también introduce una consideración especial: una tarifa arancelaria reducida al 15% para aquellos productos importados de naciones con las cuales Cuba mantiene acuerdos bilaterales preferenciales.
La dictadura, en su comunicado oficial, afirma que este cambio forma parte de un plan de acciones más amplio anunciado en diciembre de 2023. Este plan tiene como objetivo «corregir deformaciones de nuestra economía y reimpulsar su desarrollo en 2024».
Este aumento en los impuestos no es un hecho aislado. En los últimos meses de 2023, el régimen ya había tomado medidas similares, incluido el aumento de los impuestos a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) por la importación de productos terminados. Sin embargo, curiosamente, no se mencionaron en ese momento los cambios aplicados a productos específicos, como tabacos y bebidas alcohólicas.
El primer ministro Manuel Marrero Cruz destacó la necesidad de regular la importación masiva y desordenada de productos terminados, argumentando que esta práctica no ha contribuido a resolver problemas económicos clave, como la inflación y la reducción de precios. En este sentido, Marrero Cruz señaló:
«Nosotros sí vamos a regular eso; vamos a tomar un grupo de decisiones que estimulen a todo el que importe materia prima para producir en Cuba y desestimule a todo el que importe productos listos para la venta, sobre todo los que se producen en el país».
