La historia desconocida de los misterios que se esconden tras la Finca de los Monos en La Habana

Redacción

En la historia de La Habana, pocas figuras han sido tan fascinantes y controvertidas como Rosalía Abreu Arencibia. Fallecida el 3 de noviembre de 1930, Rosalía fue una mujer de la burguesía habanera, conocida tanto por su filantropía como por su pasión por los primates. Aunque su contribución a causas sociales y a la independencia cubana es notable, es su “Finca de los Monos” lo que ha dejado una huella indeleble en la memoria colectiva.

Ubicada en el reparto Palatino del Cerro, la Finca de los Monos, originalmente llamada “Las Delicias”, fue un lugar de asombro y misterio. Según un científico norteamericano de la época, allí se llevaba a cabo “el experimento antropológico más grande jamás realizado”. La finca, hoy olvidada y eclipsada por el tráfico de la Calzada de Santa Catalina, fue en su momento un centro de atención científica y social.

Rosalía, hija de Pedro Nolasco González Abreu, transformó la propiedad heredada en un zoológico privado, albergando una vasta colección de animales exóticos. Su amor por los animales se complementaba con su generosidad; sostenía orfanatos y escuelas, y donaba a la causa independentista cubana. Pero su fascinación por los primates, en particular, la llevó a crear un espacio único en Cuba.

La prensa de la época a menudo se burlaba de Rosalía, publicando caricaturas de ella con sus monos. Sin embargo, su dedicación a estos animales iba más allá de la simple afición. Uno de sus chimpancés, Jimmy, se convirtió en su compañero constante, acompañándola en sus actividades diarias con un traje hecho a medida.

La famosa bailarina Isadora Duncan, durante su visita a La Habana, quedó impresionada por Rosalía y sus “inofensivos” animales, describiéndola como una mujer hermosa, culta e inteligente. Rosalía también fue pionera en la aviación en Cuba, siendo una de las primeras mujeres en volar en un avión en la isla.

A pesar de su riqueza y contribuciones, Rosalía fue objeto de burlas y críticas por parte de la alta sociedad habanera. Pero su legado va más allá de las fiestas y el escándalo. La Finca de los Monos se convirtió en un centro de estudios científicos sobre primates, contribuyendo significativamente al conocimiento de estos animales.

La finca albergaba una variedad de animales, desde aves exóticas hasta un pequeño elefante llamado Jumbito. Al morir, Rosalía dejó un legado que reflejaba su amor por los animales, un legado que desafía la comprensión convencional de la relación entre humanos y animales.