Fernando David Conde Fernández, un talentoso pianista cubano con discapacidad mental, ha capturado la atención y el corazón de muchos tras su reciente aparición en las redes sociales. Conocido por su habilidad excepcional para el piano, Fernando David ha encontrado una nueva oportunidad para compartir su arte y mejorar su situación de vida.
Recientemente, se anunció que Fernando David tendrá una peña fija cada mes en Guanabacoa, un municipio de La Habana. Este espacio, denominado «El Apretaito», le permitirá actuar regularmente y obtener ingresos para su sustento. La noticia fue compartida por Yenisei del Castillo, una artista y compositora involucrada en un proyecto comunitario de la UNEAC, que brinda ayuda a personas de la tercera edad y que ya está colaborando con Salud Pública para atender las necesidades de Fernando David.
El apodo de «Príncipe del Piano» le ha sido otorgado a Fernando David debido a su excepcional talento. En el Apretaito, estará acompañado por Eldrys Peña, su antigua profesora del conservatorio de música, y Sor Ariagna Brito Rodríguez, de la Orden Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha, quien lo introdujo en un hogar de ancianos para un concierto.
La situación de Fernando David es desafiante, ya que vive en condiciones extremas en Guanabacoa y padece de esquizofrenia paranoica pasiva. Se ha hecho un llamado en las redes sociales para ayudar a mejorar su calidad de vida, solicitando donaciones de medicamentos, ropa, calzado, ropa de cama, electrodomésticos y materiales de construcción para reparar su hogar, que fue dañado por un incendio.
La comunidad ha respondido con generosidad a esta solicitud. El propio Fernando David participó activamente en la búsqueda de un piano donado y agradeció personalmente a quienes contribuyeron. Incluso el exboxeador Lino Tomasen, conocido como «Hombre de Hierro Cubano», visitó a Fernando David para entregarle ayuda material.
La historia de Fernando David Conde Fernández es un ejemplo conmovedor de cómo el talento y la resiliencia pueden abrir puertas y corazones, incluso en las circunstancias más difíciles. Su deseo de tocar el piano para complacer a los demás es un testimonio de su pasión y dedicación a la música, y su historia continúa inspirando a muchos en Cuba y más allá.
