El objetivo principal del proyecto es explorar cómo esta variedad de mosca puede contribuir al manejo eficiente de distintos tipos de residuos, lo que podría representar un avance significativo tanto para la salud ambiental como para el desarrollo de cultivos sostenibles en Cuba. Hasta ahora, las pruebas realizadas con alimentos como aguacate, yuca y cáscara de frutabomba han demostrado que la mosca soldado negra es capaz de consumir estos residuos con eficacia.
El periódico oficialista Granma ha destacado el potencial revolucionario de la cría de esta mosca, enfatizando su contribución a la economía circular y al desarrollo de plantaciones agroecológicas. Además de su rol en la descomposición de residuos, la mosca soldado negra es valorada por su capacidad como polinizador y controlador biológico de la mosca común. Originaria de regiones tropicales y subtropicales de América, esta especie se ha extendido por todo el mundo.
Un aspecto crucial del proyecto es el uso de las larvas de la mosca como fuente de alimento para animales como gatos, perros, cerdos y gallinas. Estas larvas, que pueden contener entre un 40% y un 60% de proteína, se pueden utilizar tanto en su forma natural como procesadas en harina. Además, su excremento se considera un fertilizante orgánico altamente efectivo.
El productor local Alexander Ramírez Marrero ha expresado su interés en el proyecto, especialmente por su potencial para reducir los desechos de ganado, aves de corral y cerdos. Según Ramírez, la producción inicial en cuatro canoas podría generar millones de gusanos, lo que demuestra la viabilidad y utilidad del proyecto.
Sin embargo, este tipo de iniciativas no está exento de críticas. El gobierno cubano ha enfrentado cuestionamientos en el pasado por introducir especies foráneas en experimentos ecológicos, algunos de los cuales han resultado en desastres ambientales. Mientras se desarrolla este proyecto en Ciego de Ávila, la realidad cotidiana en Cuba sigue marcada por la pobreza, la acumulación de basura y la escasez de alimentos básicos como la frutabomba, el aguacate y la yuca.
En la isla, la presencia de especies invasoras es un problema ambiental significativo, con más de 300 especies vegetales y animales como el caracol africano, la claria, el pez león, el perro jíbaro y el mejillón verde, que representan una amenaza para los ecosistemas locales.