En un conmovedor relato compartido en redes sociales, una joven cubana, Lieska Bandera, ha expuesto la difícil situación de un anciano de 75 años, Jorge Santana Álvarez, quien recientemente se presentó en su puerta en busca de ayuda alimentaria. El señor Santana, visiblemente debilitado y afectado por el cáncer de próstata, reveló a Lieska que llevaba dos días sin comer, lo que complicaba su tratamiento médico.
Lieska, conmovida por la situación del anciano, compartió en Facebook que Jorge había sido expulsado de su hogar por su propio hijo y que, a pesar de buscar ayuda en varias instancias, no había recibido el apoyo necesario. “Este señor necesita urgentemente la intervención de las autoridades competentes, ya que no puede continuar viviendo en la calle y sin alimentos”, expresó Lieska, quien también proporcionó comida al anciano, compartiendo con él un momento de profunda emoción y solidaridad.
La imagen del señor Santana Álvarez, consumiendo el alimento proporcionado por Lieska en las escaleras de su casa, se ha convertido en un símbolo de la crisis humanitaria que afecta a muchos en Cuba, especialmente a los ancianos. Lieska, en su publicación, hizo un llamado a la compasión y la acción, señalando que casos como el de Jorge no son aislados, sino que reflejan una realidad cada vez más común en la isla.
El incidente, cuya ubicación exacta no fue especificada por Lieska, es un ejemplo más de las difíciles circunstancias que enfrentan muchos cubanos, en particular los ancianos. Estos individuos, marcados por la crisis económica y social, se ven obligados a recurrir a la mendicidad, la búsqueda de alimentos en la basura, e incluso a dormir en las calles, debido a la falta de apoyo y recursos.
La situación de los ancianos en Cuba es particularmente preocupante, ya que muchos de ellos dependen de pensiones insuficientes y enfrentan la escasez de productos básicos y la inflación. La mendicidad entre este grupo demográfico ha aumentado notablemente, y es común ver a personas mayores, algunas con discapacidades, deambulando solas o acompañadas de mascotas, buscando refugio en parques, portales y paradas de autobús.
Esta realidad contrasta marcadamente con las afirmaciones previas del régimen cubano, que durante décadas aseguró que la mendicidad y la pobreza extrema eran fenómenos inexistentes en las calles de Cuba. Sin embargo, las redes sociales han permitido visibilizar la gravedad de esta situación, especialmente entre los ancianos, quienes se encuentran entre los más vulnerables en la sociedad cubana.
En un testimonio desgarrador, un anciano de 89 años confesó a Cubanet que la falta de alimentos lo está afectando severamente. Recordó con nostalgia los tiempos previos a 1959, cuando, según él, podía vivir dignamente de su trabajo, una realidad muy distinta a la que enfrenta hoy. “El hambre está acabando conmigo”, expresó, evidenciando la dura realidad que enfrentan muchos ancianos en Cuba.