El Centro Nacional de Sanidad Animal del Ministerio de la Agricultura de Cuba ha establecido regulaciones sanitarias específicas para la importación de productos de origen animal destinados al consumo humano. Estas medidas, divulgadas en el diario Granma, tienen como objetivo principal prevenir la entrada al país de agentes biológicos que puedan ser perjudiciales tanto para los animales domésticos y la fauna silvestre, como para los seres humanos.
Estas regulaciones se fundamentan legalmente en el Decreto Ley 137 de 1993, que concierne a la Medicina Veterinaria, y en la Resolución 537 de 2020 del Ministro de la Agricultura, que reglamenta dicho Decreto Ley. Ambas disposiciones han sido publicadas en la Gaceta Oficial de Cuba.
Entre las medidas específicas se incluye la prohibición de importar productos lácteos no pasteurizados y carnes que no estén empacadas al vacío o que provengan de la fauna silvestre. Estas restricciones buscan asegurar la calidad e inocuidad de los alimentos que entran al país.
Para las importaciones de alimentos con fines comerciales, se establecen requisitos y procedimientos que deben cumplir con regulaciones sanitarias, comerciales y legales. Estas normativas están armonizadas entre las autoridades de los países de origen y destino, así como entre las empresas importadoras, exportadoras y proveedores, con el fin de facilitar el comercio de mercancías seguras.
Sin embargo, la situación es diferente para los viajeros o personas naturales, quienes no están sujetos a las mismas regulaciones comerciales.
Las regulaciones especiales también incluyen una lista de productos cuya importación se favorece, basada en la situación zoosanitaria actual de los países de origen y los acuerdos entre los servicios veterinarios oficiales de las partes involucradas. Esta lista y las facilidades otorgadas pueden modificarse en función de los cambios en la situación zoosanitaria de los países productores.
Finalmente, se advierte que los productos cuyo embalaje sufra roturas o deterioros, y que por tanto puedan convertirse en vehículos de agentes causantes de enfermedades, serán decomisados e incinerados. Estas medidas reflejan el compromiso de Cuba con la protección de la salud pública y animal, así como con la seguridad alimentaria.
