Alexander Otaola, conocido influencer y crítico del régimen cubano, compartió recientemente su opinión sobre la entrevista que Irela Bravo, actriz cubana, concedió a El Mañanero. Otaola categorizó a Bravo como parte de los inmigrantes cubanos que él denomina «pan con bistec», refiriéndose a aquellos que buscan establecerse en Estados Unidos sin posicionarse abiertamente contra la dictadura cubana, con el fin de poder regresar a la isla y mostrar su prosperidad.
Según Otaola, en la entrevista, Irela Bravo mantuvo un mensaje que él consideró «cobarde» y «ambiguo», aunque también destacó que incluso los cubanos desilusionados dentro de la isla han perdido la fe en la Revolución y en el Sistema. Esto lo ejemplificó mencionando a la madre nonagenaria de Bravo, quien la impulsó a emigrar.
Otaola criticó la dependencia de los cubanos de la ayuda proveniente del exterior, señalando que se han acostumbrado a recibir lo que les puedan «regalar» aquellos que han logrado escapar de la isla. Durante la entrevista, a pesar de los momentos de tensión, Otaola y Bravo terminaron con un abrazo, aunque el influencer describió la conversación como una «cachetada sin mano» y una «patada en el estómago» para el ICRT, refiriéndose a la imagen que este medio proyecta de él como intolerante.
Otaola repasó en su programa algunos de los momentos más tensos de la entrevista con Bravo, quien, según él, mantuvo la misma postura que ha mostrado en entrevistas anteriores desde su llegada a EE.UU. Cuando se le preguntó sobre un posible cambio de sistema político en Cuba, Bravo respondió de manera evasiva, refiriéndose a los seguidores que tiene el «sistema político cubano» en todo el mundo. Otaola interpretó esta respuesta como la de una «mujer mayor completamente adoctrinada y desconocedora de la realidad», y criticó la percepción de una «falsa empatía del mundo libre con la dictadura».
Aunque Bravo admitió que quienes apoyan al régimen no viven en Cuba, evitó mencionar directamente a los «dirigentes». En su lugar, sugirió que en Cuba «las personas son las que tienen que cambiar y adaptarse a cómo va evolucionando el mundo», refiriéndose a las «tendencias actuales». Sin embargo, en varias ocasiones, Bravo generalizó la pobreza, la escasez y el hambre como fenómenos universales, presentes también fuera de Cuba.
Bravo atribuyó la crisis cubana a una década de malas decisiones y proyectos fallidos, admitiendo que nada de lo intentado en los últimos años ha servido para mejorar la situación en la isla. Otaola criticó este conformismo, recordando los años 80 como una época en la que Cuba dependía del apoyo soviético, y señaló que este pensamiento es común entre ciertas generaciones de cubanos.
A pesar de sus diferencias, Otaola y Bravo mantuvieron el respeto durante la entrevista. Bravo, aunque en ocasiones parecía superada por la situación, no dudó en lanzar algunas ironías. Otaola, por su parte, expresó su esperanza de que Bravo ajuste sus impresiones tras la reacción que ha generado la entrevista.
El médico cubano exiliado Alexander Raúl Pupo Casas también expresó su decepción con la actitud de Bravo, acusándola de tener «miedo a la verdad y complicidad con la mentira». Pupo Casas vio en Bravo a una generación que, a pesar de enfrentarse a la verdad, se niega a aceptar que su vida se ha basado en una mentira adoctrinada.
Bravo admitió en la entrevista que su decisión de quedarse en Miami se debía a la búsqueda de una mejor calidad de vida para ella y su familia, algo que definió como un acto de «supervivencia». En diciembre, Bravo había anunciado que pasaría una larga temporada en Estados Unidos, aunque en ese momento no admitió que era para quedarse. La actriz participará en el humorístico «La Habana en Hialeah», retomando su popular personaje de «Cachita» del programa de televisión cubano «Vivir del Cuento».